Aunque las habilidades y capacidades de Satanás son mayores que las del hombre, aunque puede hacer cosas inalcanzables para este, independientemente de si envidias o aspiras a lo que él hace, de si lo aborreces o te repugna, si eres capaz de verlo y de cuánto pueda conseguir Satanás, de la cantidad de personas a las que pueda engañar para que lo adoren o consagren, o de cómo lo definas, no puedes decir en absoluto que tiene la autoridad y el poder de Dios.