La escena de la Biblia de “El mandato de Dios a Adán”
conmueve y reconforta.
La imagen describe a Dios a solas con el hombre,
la relación entre ambos es tan íntima que empezamos a sentir
asombro y admiración.
Soy una campesina corriente y, debido al concepto feudal de valorar únicamente a los hijos varones, era incapaz de levantar la cabeza ante los demás por la vergüenza de no haber tenido un hijo...