¿La buena conducta en apariencia puede representar el verdadero arrepentimiento?
Hablando del arrepentimiento, muchos creyentes dicen: “Después de creer en el Señor, ponemos en práctica la tolerancia y paciencia en todo. A menudo oramos y confesamos al Señor y dedicándonos a Él. Esto es arrepentimiento verdadero. Cuando venga el Señor, podremos ser llevados al reino de los cielos”. ¿Es este realmente el caso?
Aunque tenemos algunas buenas obras tras creer en el Señor, aún no nos hemos deshecho de la esclavitud del pecado. Por ejemplo: Cuando las palabras de los demás afecten nuestro prestigio y estatus, incluso si no decimos nada, estamos llenos de resentimiento y prejuicio en corazón; cuando veamos que los demás son mejores que nosotros, nos pondremos celosos y rechazaremos a los demás; cuando sintamos ser mejor que otros, seremos arrogantes y menospreciaremos a los demás, y así sucesivamente. ¿Puede decirse que esto es el verdadero arrepentimiento?
La Palabra de Dios dice: “Los cambios únicamente de conducta son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano su lado malvado se pondrá de manifiesto. Como la fuente de los cambios en su conducta es el fervor, acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, resulta extremadamente fácil para ellas el volverse fervientes o mostrar bondad durante un tiempo. Como afirman los incrédulos: ‘Hacer una buena obra es fácil, lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras’. Las personas son incapaces de hacer buenas obras durante toda su vida. La vida dirige su conducta; tal como es su vida, así es su conducta, y sólo aquello que se revela de forma natural representa la vida y la naturaleza de una persona. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en cambiar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. […] Comportarse bien no es lo mismo que obedecerlo, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la dirección del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo dirige algo de lo que las personas hacen, esto no es la expresión de la vida; mucho menos es lo mismo que conocer a Dios. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que esta obedezca a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta son una ilusión momentánea, la manifestación del celo, pero no son la expresión de la vida”.
De las palabras de Dios, se puede ver que la buena conducta en la apariencia no representa el auténtico arrepentimiento. Solo cuando nuestro carácter corrupto sea cambiado y no pequemos ni nos resistamos a Dios, logremos obediencia a Dios y satisfacción a Dios y el sincero arrepentimiento.
Muchos hermanos y hermanas que realmente creen en el Señor tienen tales problemas: Aunque llevan muchos años creyendo en el Señor, aún viven en el ciclo de pecado y confesión, confesándose al Señor todos los días y queriendo arrepentirse, pero no pueden cambiar. Les preocupa de no poder ver el rostro del Señor sin alcanzar la santidad. Se puede ver que arrepentimiento ante Dios es un problema que necesitamos resolver urgentemente. Haga clic en medios de contacto abajo para compartir y comunicar el camino del verdadero arrepentimiento.
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