Reflexión cristiana | Cómo se equipa la verdadera fe en Dios
“El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el Señor prueba los corazones” (Proverbios 17:3).
Es posible que ahora te encuentres con adversidades, pero no te quejes ni te preocupes ni huyas de ellas, porque dificultades son los cursos de la vida para perfeccionar nuestra verdadera fe, son preparadas por Dios. Al igual que Job, su verdadera fe en Dios se elevó y perfeccionó después de experimentar pruebas. Y Abraham estuvo dispuesto a devolver a Isaac a Dios, su fe en Dios se perfeccionó por su acción. A lo largo de los siglos, todas las personas que poseían la verdadera fe habían experimentado pruebas y sufrimientos, tanto grandes como pequeños, los cuales perfeccionaron su verdadera fe. Por lo tanto, si queremos tener la verdadera fe en Dios, debemos experimentar y obedecer dificultades y pruebas que Él dispone.
Las palabras de Dios dicen: “Cuando te enfrentes a sufrimientos debes ser capaz de no considerar la carne ni quejarte contra Dios. Cuando Él se esconde de ti, debes ser capaz de tener la fe para seguirlo, para mantener tu amor anterior sin permitir que flaquee o desaparezca. Independientemente de lo que Dios haga, debes respetar Su designio, y estar más dispuesto a maldecir tu propia carne que a quejarte contra Él. Cuando te enfrentas a pruebas debes satisfacer a Dios, a pesar de cualquier reticencia a deshacerte de algo que amas o del llanto amargo. Sólo esto puede llamarse amor y fe verdaderos. Independientemente de cuál sea tu estatura real, debes poseer primero la voluntad de sufrir dificultades, una fe verdadera y tener la voluntad de abandonar la carne. Deberías estar dispuesto a soportar personalmente las dificultades y sufrir pérdidas en tus intereses personales con el fin de satisfacer la voluntad de Dios. Debes tener también un corazón arrepentido por no haber sido capaz de satisfacer a Dios en el pasado, y de arrepentirte ahora. Ni una sola de estas cosas puede faltar y Dios te perfeccionará a través de ellas”.
“Cualquiera que sea el tipo de refinamiento al que te sometas en tus experiencias de las palabras de Dios, Él exige la fe de las personas. De esta forma, lo que perfecciona es la fe de las personas y sus determinaciones. No puedes tocarlo ni verlo; es en esas circunstancias que se requiere tu fe. Se exige la fe de las personas cuando algo no puede verse a simple vista, cuando no puedes abandonar tus propias nociones. Cuando no tienes clara la obra de Dios, lo que se requiere es tu fe y que adoptes una posición firme y que seas testigo. Cuando Job alcanzó este punto, Dios se le apareció y le habló. Es decir, sólo podrás ver a Dios desde el interior de tu fe. Cuando tengas fe, Dios te perfeccionará. Sin fe, Él no puede hacerlo. Dios te concederá cualquier cosa que esperes obtener. Si no tienes fe, Dios no puede perfeccionarte y serás incapaz de ver Sus acciones, y menos aún Su omnipotencia. Cuando tengas fe y puedas tocar Sus acciones en tu experiencia práctica, Dios se te aparecerá, te esclarecerá y te guiará desde dentro. Sin esa fe, Dios no podrá hacer esto. Si has perdido la esperanza en Dios, ¿cómo podrás experimentar Su obra? Por tanto, sólo cuando tengas fe y no albergues dudas hacia Dios, cuando tu fe en Él sea verdadera, haga lo que haga, Él te esclarecerá e iluminará en tus experiencias, y sólo entonces podrás ver Sus acciones. Estas cosas se consiguen todas por medio de la fe, y sólo a través del refinamiento: la fe no puede desarrollarse en la ausencia del refinamiento”.
De “La Palabra manifestada en carne”
De las palabras de Dios, podemos ver que si queremos tener una verdadera fe en Él, debemos buscar conocer la soberanía de Dios en pèrsonas, asuntos y cosas que nos llegan todos los días. Independientemente de si el entorno arreglado por Dios se ajusta o no con nuestra noción, o si es beneficioso o no para nuestro disfrute carnal, tenemos que buscar la voluntad de Dios teniendo temor de Él comportándonos como un ser creado para entender Su buena intención detrás de ellos. Y no importa qué pruebas y dificultades vengan sobre nosotros, o lo grande que sea el dolor carnal o el espiritual, hemos de enfrentarlos con calma con la fe, satisfaciendo la voluntad de Dios, obedeciendo Su soberanía y disposición, y manteniéndonos firmes en nuestro testimonio de Él. De esta manera, cada vez que superemos una adversidad, podemos obtener algunas ganancias a través de ella, y ver los hechos de Dios en los que Él dispone, gradualmente, poseeremos verdadera fe en Él, y al final, seremos perfeccionados por Dios a través de Sus pruebas y refinamientos.
Vamos a leerlo juntos: Estudio sobre la fe verdadera
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
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