Como cristianos, creo que todos nos hemos impresionado con la historia de Noé, construyendo el arca, y admiramos profundamente a Noé. Mientras tanto, no podemos dejar de sentir lástima por aquellos que se subieron al arca. ¿Por qué ellos vieron el arca pero no entraron en ello? ¿Por qué no se arrepintieron hasta que vino el diluvio? A veces también nos preguntamos: “Si yo hubiera vivido en la Era de Noé, ¿Me habría subido en el arca, realmente?”
Pensemos en la historia cuando Dios destruyó a la humanidad en la Era de Noé. En Génesis 6:11–13 se registra, “Y la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios a la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Entonces Dios dijo a Noé: He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; y he aquí, voy a destruirlos juntamente con la tierra”. Cuando leí estos versículos en el pasado, yo solo sabía que era porque la gente en ese momento era demasiado malvada y corrupta, por lo que fueron castigadas y destruidas por Dios, pero no tenía claro cuál era la voluntad de Dios en esta situación. Entendí un poco hasta que leí un pasaje en un libro.
El pasaje decía, “Aquí hay otra revelación del carácter de Dios: a Sus ojos, existe un límite a Su paciencia respecto a la corrupción del hombre, a la inmundicia, la violencia, y la desobediencia de toda carne. ¿Cuál es Su límite? Es como Dios mismo dijo: ‘Dios miró a la tierra, y vio que se había corrompido, ya que toda carne había corrompido sus caminos en la tierra’. ¿Qué significa la frase ‘ya que toda carne había corrompido sus caminos en la tierra’? Significa que al llenarse de corrupción el comportamiento de toda cosa viviente y verlo Dios, tuvo que destruirlas, incluidas las que le seguían, las que invocaban Su nombre, las que una vez le sacrificaron holocaustos, las que lo reconocían verbalmente y hasta le alababan. Ese fue el límite de Dios. ¿Hasta qué punto mantuvo Dios, pues, la paciencia con el hombre y la corrupción de toda carne? Hasta el punto en que todas las personas, seguidoras de Dios o incrédulas, dejaron de caminar por la senda correcta y el hombre no sólo estaba corrompido moralmente y lleno de maldad, sino que no había nadie que creyese en la existencia de Dios, y mucho menos que considerara que Él gobierna el mundo, que puede traer luz y el camino correcto a las personas. Hasta el punto de que el hombre despreció la existencia de Dios y no le permitió existir. Una vez que la corrupción del hombre llegó a semejante nivel, Él ya no tendría más paciencia. ¿Qué la sustituiría? Llegarían la ira y el castigo de Dios”.
De este pasaje entendí que había un carácter de Dios de destruir la gente en ese momento. No era simplemente porque aquellos que no creían en Dios eran moralmente corruptos, malvados y licenciosos, sino también porque incluso aquellos que creían en Dios, si, que una vez hicieron sacrificios a Dios y lo adoraban, no tenían temor a Dios. No tenían lugar para Dios en su corazón, sus acciones estaban completamente opuestas a la voluntad de Dios y siguieron junto con las malas influencias del mundo. Todo el mundo se había vuelto malvado depravado por lo que era insoportable para Dios presenciarlo. Pero aún así, la gente estaba sin una pizca de arrepentimiento. Cuando vieron a Noé obedecer las instrucciones de Dios para construir el arca y transmitir el mensaje de que destruiría el mundo con una inundación, ellos trataron lo que Noé hizo como una broma y lo que dijo como una invención. Nadie creyó, nadie buscó o investigó, ni siquiera admitieron que sus malas acciones habían enfurecido a Dios al punto de que debían ser destruidos. En cambio, todos vivieron completamente en sus propias ideas e imaginaciones, sin pensar en nada. Hasta, que vieron que la puerta del arca se cerrada y el diluvio venía, vieron que era demasiado tarde. Eventualmente, todos fueron tragados por el diluvio y ahogados en el océano. En lugar de decir que murieron en el diluvio, sería mejor decir que murieron en sus propias nociones.
Entonces, ¿Cómo se salvó Noé? El siguiente pasaje explica la razón con bastante claridad. “Cuando él hizo lo que Dios le ordenó no conocía Sus intenciones. No sabía lo que Él quería llevar a cabo. Dios sólo le había dado un mandato, le había ordenado hacer algo, pero sin proporcionarle demasiada explicación, y él siguió adelante y lo hizo. No intentó descifrar en privado los propósitos de Dios ni se resistió a Él, ni tuvo doblez de corazón. Sólo fue y actuó en consecuencia, con un corazón puro y simple. Hizo todo lo que Dios le permitió hacer; obedecerle y escucharle fueron sus convicciones para hacer cosas. Así fue como lidió de forma directa y simple con lo que Dios le encargó. Su esencia, la esencia de sus acciones, fue la obediencia, no cuestionar, no resistirse y, además, no pensar en sus propios intereses personales ni en sus ganancias y pérdidas. Además, cuando Dios dijo que destruiría el mundo con un diluvio, no preguntó cuándo lo haría ni trató de llegar al fondo de ello, y desde luego no le preguntó cómo lo iba a hacer. Simplemente hizo lo que Dios ordenó. Comoquiera que Dios quisiera hacerlo y con el medio que deseara, él siguió al pie de la letra lo que Dios le pidió y, de inmediato, emprendió acción. Lo hizo con la actitud de querer satisfacer a Dios. ¿Lo hacía para ayudarse a sí mismo a evitar el desastre? No. ¿Le preguntó a Dios cuánto faltaba para que el mundo fuese destruido? No. ¿Le preguntó a Dios o acaso sabía cuánto tardaría en construir el arca? Tampoco lo sabía. Simplemente obedeció, escuchó, y actuó en consecuencia”.
Inherentemente Noé era un hombre honesto y adoraba a Dios. De este pasaje podemos ver con más claridad que la razón de que Noé podía ser salvado, provenía de su obediencia a Dios. Él haría cualquier cosa que Dios le instruyera que hiciera. No preguntó por qué Dios le dejó construir un arca, ni pensó qué pasaría si el diluvio no llegase después de que él terminara el arca y mucho menos en todas las dificultades que vivió para construir el arca. En cambio, él aceptó y obedeció sin ninguna noción o imaginación, aunque no entendía completamente la voluntad de Dios. No podía dejar de suspirar con emoción: ¿Podemos tener la fe y obediencia hacia Dios como lo hizo Noé? En ese momento, no había lluvia y mucho menos inundaciones. Por lo que cuando Dios le dijo a Noé que destruiría el mundo con una inundación y lo intruyó para que construyera un arca y predicara el evangelio para que la gente se acercara a ella, la gente en ese momento no solo no creyó, sino que incluso juzgó y condenó a Noé al decir que estaba loco. Pero aún así, Noé no era pasivo, ni débil, él aún obedeció a Dios, escuchó las instrucciones de Dios, persistió en la construcción del arca y predicó el evangelio sin vacilar. Hoy, cuando pensamos en el momento en que el mundo fue destruido por el diluvio. ¿Sentimos lástima y no arrepentimos por esas personas que fueron destruidas en esa época? Al mismo tiempo, ¿Nos sentiremos profundamente avergonzados y desconcentrado cuando nos comparamos con Noé quien, sin ser restringido por ninguna persona, ocurrencia o acto, se sometió a Dios y siguió Sus instrucciones para construir el arca?
La Biblia tiene estos dos versos, “Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:26–27). Estas son profecías acerca del regreso de Jesucristo en los últimos días, en las cuales el Señor comparó los días que Él regresa a los días de Noé. Ahora se han vuelto realidad. En la actualidad, toda la sociedad se está volviendo más y más malvada y degenerada. Por el bien de los intereses personales, la gente lucha entre ellos, e incluso se matan unos a otros. Mientras tanto, incluso muchos hermanos y hermanas en el Señor también siguen las malas tendencias del mundo, codician la gloria y la riqueza, y persiguen la fama y la ganancia. Ellos creen en Dios de nombre, pero en realidad, no caminan en la senda del Señor. Hoy en día, la medida en que las personas han sido corruptas es mucho más allá de lo que era en la Era de Noé. Esto demuestra que las profecías sobre los últimos días se han hecho realidad desde hace mucho tiempo, y que Jesucristo ya ha regresado.
Ahora, hay un grupo de personas que están testificando el regreso del Señor Jesús. Dicen que Cristo el Salvador en los últimos días ya ha descendido al Este del mundo; Expresa la verdad y lleva a cabo la obra de juicio de los últimos días. Como el Señor profetizó, “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Cuando oímos el testimonio de que Jesucristo ha regresado, debemos buscar e investigar activamente. Sólo así podemos dar la bienvenida al “esposo” e ir a la fiesta de la boda del Cordero. Si no escuchamos, ni buscamos ni investigamos, si más bien lo negamos y lo rechazamos ciegamente, entonces fácilmente perderíamos el retorno del Señor y perderíamos Su salvación de los últimos días. El Señor es fiel y profetizó que vendría a llevarnos en los últimos días, así que lo hará. Pero cuando Él vuelva a expresar la verdad y llame a la puerta de nuestros corazones, si no escuchamos la voz del Señor con toda atención, y si no salimos y le damos la bienvenida, entonces perderemos la oportunidad de ir con el Señor a la fiesta de la boda. Si es así, cuando el Señor venga abiertamente con las nubes, nos llenaremos de ilimitado pesar. Así como la profecía en Apocalipsis dice: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén” (Apocalipsis 1:7). Dios hace la obra de salvación en los últimos días cuando se encarna y desciende secretamente entre los hombres para expresar la verdad. El tiempo cuando Dios viene abiertamente con las nubes es precisamente el momento en que Su obra de salvación llegará a su fin. Así como Dios instruyó a Noé a entrar en el arca, y tan pronto como la puerta del arca se cerró, la inundación se derramó y la obra de la salvación llegó a su fin. En ese momento, no importaba cómo la gente lo lamentaba o llamaba a Dios, no había ninguna posibilidad de que se salvaran más.
La palabra de Dios dice, “[...] en la época de Noé, los hombres habían estado comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento hasta un punto que a Dios le resultó insoportable de ver, por lo que envió un gran diluvio para destruir a la humanidad y sólo dejó atrás a la familia de ocho miembros de Noé y toda especie de aves y bestias. En los últimos días, sin embargo, aquellos a los que Dios ha guardado son los que le han sido leales hasta el final. Aunque ambas épocas fueron de una gran corrupción insostenible para Dios, y la humanidad fue tan corrupta que le negó como Señor, Dios destruyó a todos los hombres de la época de Noé. En ambas épocas, la humanidad ha afligido a Dios en gran manera, pero Él ha seguido siendo paciente con los hombres en los últimos días hasta ahora. ¿Por qué ocurre esto? ¿Nunca habéis pensado en ello? Si de verdad no lo sabéis, permitid que os lo diga. La razón por la que Dios puede tratar a los hombres con misericordia en los últimos días no es que sean menos corruptos que los de la época de Noé o que hayan mostrado arrepentimiento a Dios, y mucho menos que Él no pueda soportar destruir a los hombres en los últimos días en los que la tecnología ha avanzado. En su lugar, la razón es que a Dios le queda obra por realizar en un grupo de hombres en los últimos días y será Él mismo encarnado quien la lleve a cabo. Además, Él escogerá a una parte de este grupo como Sus objetos de salvación, el fruto de Su plan de gestión, y traerá a esos hombres consigo a la siguiente era”.
Después de leer las palabras de Dios, entiendo que se refiere a que Dios salvará y obtendrá un grupo de hombres que, en los últimos días, tienen el mismo pensamiento que Él. Sin importar lo que Dios diga y lo que haga, este grupo de hombres puede someterse a Él sin la más mínima queja; no sólo no hablan de sus propias razones, sino que también pueden cooperar en la obra de Dios de una manera positiva. Sólo esos hombres son los que verdaderamente creen y siguen a Dios, que pueden practicar las palabras de Dios, y que pueden ser salvados y perfeccionados por Dios. Eventualmente, Dios traerá a un grupo de hombres a Su Reino — esta es la voluntad de la obra de Dios en los últimos días.
Cuando la salvación de Dios en los últimos días venga sobre nosotros, ¿podemos aprender lecciones de los fracasos de las personas del pasado, arrepentirnos ante Dios, y entrar en el arca que Dios nos prepara para nosotros? Estas preguntas son realmente dignas de nuestra contemplación y búsqueda.
(Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós)
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