Escuchar la voz de Dios y recibir al Señor
Dios Todopoderoso dice: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que ‘El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo’ se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca” (“La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios revelan que el mayor error de los creyentes al recibir el Señor consiste en aferrarse al sentido literal de la Escritura y esperar que Él venga sobre una nube como imaginan. Aunque escuchen que Él regresó, que está expresando verdades y haciendo la obra de juicio en los últimos días, no buscan ni intentan escuchar la voz de Dios. Nadie se imagina que, cuando la gente vea al Señor Jesús descender sobre una nube, la obra de Dios de purificar y salvar a la humanidad ya habrá finalizado. Serán castigados y llorarán y rechinarán los dientes. ¡Es muy peligroso aferrarse a nociones sin buscar la verdad! Por aferrarme a mis nociones y fantasías, casi pierdo la oportunidad de recibir al Señor.
Era predicadora en una iglesia clandestina. Hacia 1996, me sentía espiritualmente seca y vacía, así que iba a escuchar otros sermones. Una vez, escuché que alguien decía que el Relámpago Oriental estaba dando testimonio de que el Señor Jesús había vuelto hecho carne, que estaba expresando verdades y haciendo la obra del juicio de los últimos días, y que varios hermanos ya se habían unido al Relámpago Oriental. Me sorprendí mucho y pensé: “¿El Señor ha vuelto? ¿Cómo podía ser posible? La Biblia dice: ‘Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). El Señor debería regresar sobre una nube en Su cuerpo spiritual resucitado y aparecer públicamente ante nosotros. Dado que no hemos visto tal cosa, ¿cómo podría decir alguien que Él ha regresado? La parte sobre la obra del juicio de Dios encarnado es aún menos creíble”. Así que jamás escuché los sermones del Relámpago Oriental.
Un día, el hermano Wang de nuestra iglesia invitó a un par de predicadoras. Dijo que sus sermones tenían el esclarecimiento del Espíritu Santo y que todos podríamos aprender algo. Estaba entusiasmada, así que invité a otros hermanos a participar. En la reunión, esas dos hermanas incorporaron la Biblia en sus enseñanzas acerca del significado de la obra de Dios en las Eras de la Ley y de la Gracia, y el misterio de los nombres de Dios. Hablaron de que vivimos en un círculo vicioso de pecado y confesión, que somos inmundos y corruptos y no somos dignos de ver al Señor. También dijeron que la Biblia profetizó que el Señor juzgaría y purificaría a la humanidad cuando regresara en los últimos días para resolver nuestra naturaleza pecaminosa. Esa es la única manera en que podemos estar totalmente libres del pecado y ser dignos del reino de los cielos. Tal como dijo el Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16:12-13). Y también dijo: “Porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). Las enseñanzas de las hermanas estaban llenas de luz. No había oído nada así en mis diez años de fe. Necesitaba saber más, así que las invité a mi casa para que continuaran con sus enseñanzas. Una tarde, una hermana habló sobre las palabras de Dios: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final”. (Juan 12:47-48). Las enseñanzas de las hermanas estaban llenas de luz. No había oído nada así en mis diez años de fe. Necesitaba saber más, así que las invité a mi casa para que continuaran con sus enseñanzas. Una tarde, una hermana habló sobre las palabras de Dios: “Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo”. Dio testimonio de que el Señor Jesús había regresado como Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días. En especial, cuando escuché que las palabras de Dios decían “El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente”, me di cuenta de que eran del Relámpago Oriental. Me sentí consternada y decepcionada. ¿Cómo podía ser posible? No había escuchado sermones así de esclarecedores en años. Me había sentido encantada, pensando que había encontrado la obra del Espíritu Santo y que finalmente podría obtener el sustento del agua de la vida. ¡Pero resultó que eran del Relámpago Oriental! La Escritura dice que el Señor regresará en Su forma espiritual y nos llevará directo al cielo. ¿Cómo podían decir que el Señor había regresado hecho carne? No quise oír ni una palabra más. Si las dejaba engañarme, supuse que mis años de fe habrían sido en vano. Solo quería que se fueran. Sin embargo, durante las casi dos semanas que compartimos, había visto que vivían una humanidad muy buena. Era pleno invierno, hacía mucho frío y ya era madrugada. Me pareció muy inhumano hacer que se fueran. Por un momento, me sentí conflictuada. En mi interior, era como un tira y afloja: no sabía cuál era la voluntad de Dios. Puse una excusa para volver a mi habitación, donde me arrodillé para orar al Señor: “Señor, de verdad que hay luz en las enseñanzas de estas hermanas, pero tengo miedo de equivocarme. Estoy muy perdida; no sé qué hacer. Señor, por favor guíame”. Después de orar, recordé que el Señor Jesús nos enseñó a tratar a las personas con amor. Echarlas no sería acorde a la voluntad del Señor. Así que les permití quedarse.
Frente a esas dos hermanas, no lograba calmarme. Estaba abrumada. Sabía que sus enseñanzas eran esclarecedoras y provenían de la obra del Espíritu Santo, pero la idea de que Dios había regresado hecho carne contradecía mis propias nociones. Se me ocurrió que simplemente podía consultarles mi inquietud. Así que les pregunté: “Ustedes dan testimonio de que el Señor Jesús ha regresado en la carne. No puedo aceptar eso. La Biblia dice claramente: ‘Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). Fue el cuerpo espiritual del Señor Jesús el que fue elevado tras Su resurrección, de modo que ese mismo cuerpo espiritual debería volver a descender sobre una nube cuando Él regrese. ¿Cómo pueden decir que ha regresado hecho carne?”.
La hermana Li respondió con paciencia: “Existen varias profecías bíblicas que dicen que el Señor regresará hecho carne. El Señor Jesús dijo: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis’ (Lucas 12:40). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Las palabras del Señor mencionan ‘el Hijo del Hombre’ y ‘la venida del Hijo del Hombre’. ‘El Hijo del hombre’ significa Aquél nacido del hombre que posee humanidad normal. Si Él tuviera una forma espiritual, no se lo llamaría ‘el Hijo del hombre’. Jehová Dios tenía forma espiritual, por eso no se lo podía llamar ‘el Hijo del hombre’. Los ángeles son espíritus, así que no se los puede llamar ‘el Hijo del hombre’. Al Señor Jesús se lo llamaba Cristo, el Hijo del hombre, porque era el Espíritu de Dios hecho carne y era el Hijo del hombre, poseedor de una humanidad normal. Entonces, cuando el Señor Jesús dijo ‘la venida del Hijo del Hombre’ y ‘el Hijo del Hombre vendrá’, esa era una referencia al Señor que regresa hecho carne en los últimos días”.
Después, la hermana Zhou dijo: “El Señor Jesús profetizó Su propio regreso: ‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Dios ha aparecido y realiza Su obra en la carne como el Hijo del hombre en los últimos días. La gente no lo reconoce como Cristo y lo trata como a una persona común. Los que no aman la verdad ni intentan oír la voz de Dios realmente se oponen a Cristo y lo niegan. El régimen de Satanás y el mundo religioso también se asocian para condenar, difamar y rechazar a Cristo. Esto cumple perfectamente la profecía del Señor: ‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Si el Señor viniera en Su forma espiritual en los últimos días, apareciendo sobre una nube pleno de gloria, todos se postrarían ante Él y nadie se le opondría. Entonces, ¿cómo se cumpliría esta profecía?”.
Esto me ayudó a empezar a entender que si el Señor sí apareciera directamente en Su forma espiritual en los últimos días, quienes lo vieran caerían postrados y nadie iría en Su contra. Entonces esta profecía: “Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación”, no podría cumplirse. Pensé en que el Relámpago Oriental da testimonio de que el Señor Jesús ha regresado y el mundo religioso y el Gobierno del PCCh se dedican por completo a oponerse a él y a condenarlo. ¿Acaso eso no cumple la profecía del Señor de ser rechazado por esta generación? ¿Podría Dios Todopoderoso ser realmente el Señor Jesús que ha regresado? Pero todavía había algunas cosas que no entendía. La Biblia sí profetiza la llegada del Hijo del hombre, pero el Señor también dijo: “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7). Me pregunté si esa no era una contradicción.
Les comenté acerca de mi confusión y la hermana Li compartió esta enseñanza: “El Señor es fiel. Cada palabra de Su voluntad se cumplirá. Solo es cuestión de tiempo. Hay muchas profecías bíblicas sobre el regreso del Señor. Además de Su llegada sobre una nube, también existen profecías sobre Su encarnación y Su llegada en secreto. Por ejemplo, el Señor dijo: ‘He aquí, vengo como ladrón’ (Apocalipsis 16:15). ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”’ (Mateo 25:6). ‘Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre’ (Mateo 24:36). Cuando el Señor dijo: ‘como ladrón’, ‘a medianoche se oyó un clamor’, y ‘nadie sabe’, hablaba de volver en secreto. El Señor viene de dos maneras diferentes en los últimos días. Se encarna en secreto como el Hijo del hombre, y también llega públicamente sobre una nube. Es decir, primero viene hecho carne en secreto, para expresar la verdad y juzgar y purificar a la humanidad, y para formar un grupo de vencedores antes de los desastres. Una vez finalizada Su obra de salvar a la humanidad en secreto, sobrevendrán los desastres, y Él recompensará a los buenos y castigará a los malvados. Recién entonces, Dios aparecerá públicamente sobre una nube y se revelará ante todas las naciones y los pueblos. Así es como se cumplirá esa profecía que dice que el Señor vendrá públicamente. Todos los que acepten la obra del juicio de Dios Todopoderoso, y cuyo carácter corrupto se purifique, recibirán la protección de Dios y se salvarán de los desastres. Entrarán en el reino de Dios. Pero los que rechacen la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, y hagan todo lo posible para oponerse a ella y condenarla, serán castigados en los desastres y llorarán y rechinarán los dientes. Eso cumplirá esta profecía de Apocalipsis: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él’ (Apocalipsis 1:7)”. A continuación, me leyó un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso. “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad” (“La Palabra manifestada en carne”).
De repente, abrí los ojos. Entendí que el regreso del Señor se produce por etapas. Primero, Él se hace carne y habla y obra en secreto, y después viene públicamente sobre una nube y se aparece ante todos los pueblos. Entendí que había acotado la llegada del Señor solo a la última forma a causa de mis nociones y fantasías. Estaba equivocada. No podía persistir en esa idea. Pensé en estas palabras del Señor Jesús: “Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8). Ahora, frente al regreso del Señor, tenía que tener un corazón temeroso de Dios y buscar con seriedad a fin de cumplir con Su voluntad. De lo contrario, ¡probablemente el Señor me eliminaría! Entonces les pregunté: “Dado que el Señor primero se hace carne para obrar en secreto a Su regreso, ¿cómo podemos estar seguros de que Dios Todopoderoso es Dios encarnado, Cristo de los últimos días?”.
La hermana Li respondió con gusto: “Durante miles de años, nadie ha comprendido este misterio, esta verdad sobre qué es la encarnación, y cómo podemos conocer a Dios encarnado. Ahora, Dios Todopoderoso nos ha revelado todos estos misterios y verdades”. Después me leyó algunos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso. “El significado de la encarnación es que Dios aparece en la carne y Él viene a obrar en medio del hombre de Su creación bajo una imagen de carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, es el requisito previo más básico. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre”. “La encarnación significa que el Espíritu de Dios se hace carne, es decir, que Dios se hace carne; la obra que Él realiza en la carne es la obra del Espíritu, la cual se materializa en la carne y es expresada por la carne. Nadie, excepto la carne de Dios, puede cumplir con el ministerio del Dios encarnado; es decir, que sólo la carne encarnada de Dios, esta humanidad normal —y nadie más— puede expresar la obra divina”. “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”. “Aquel que es Dios encarnado poseerá Su esencia, y Aquel que es Dios encarnado tendrá Su expresión. Haciéndose carne, Dios traerá la obra que pretende hacer, y haciéndose carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la encarnación de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia exterior. Si el hombre sólo analiza Su apariencia exterior, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto demuestra que el hombre es malévolo e ignorante” (“La Palabra manifestada en carne”).
La hermana Li continuó con su enseñanza. “Cristo es Dios encarnado. Es el Espíritu de Dios revestido de carne que se ha convertido en una persona normal, y que aparece, obra y pronuncia palabras entre los hombres. Dios encarnado se ve como una persona común, no superior ni sobrenatural. Tiene todo el razonamiento, la forma de pensar y las emociones de una persona normal e interactúa con la gente de un modo muy real. La diferencia es que, aparte de la humanidad normal, Él también posee una esencia divina que las personas no tienen. Cristo puede hacer la obra propia de Dios. Puede poner fin a una era anterior y comenzar otra nueva. Su esencia es la verdad, el camino y la vida. Él puede expresar la verdad en cualquier momento y lugar. Puede guiar y dar sustento a las personas, y resolver nuestros problemas. Puede darnos una senda de práctica. Cristo también puede revelar misterios, expresar el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, y Su omnipotencia y sabiduría. Las palabras de Cristo lo pueden lograr todo. Ningún ser humano puede hacer eso. El Señor Jesús parecía un hombre común, pero tenía una esencia divina. Su aparición y Su obra dieron comienzo a la Era de la Gracia y concluyeron la Era de la Ley. Él expresó la verdad, nos dio el camino para el arrepentimiento y perdonó nuestros pecados. Fue tolerante y paciente, y nos dijo que perdonáramos setenta veces siete. Mostró el carácter de Dios de bondad y misericordia. También mostró muchas señales y prodigios mientras obraba, como curar a los ciegos, hacer caminar a los inválidos, aquietar las aguas con solo una palabra, resucitar a los muertos, alimentar a 5 000 personas con cinco panes y dos peces, etcétera. Esto reveló plenamente la autoridad y el poder de Dios. La obra y las palabras del Señor Jesús y el carácter que expresó fueron prueba suficiente de que era Dios hecho carne. Solo Dios puede expresar la verdad, concluir una era anterior y comenzar otra nueva, expresar el carácter de Dios y la sabiduría de Su obra. Además de Dios, nadie puede expresar la verdad, expresar lo que Él tiene y es, ni asumir la obra propia de Dios. Así es como podemos determinar si Él es Dios hecho carne, Cristo de los últimos días. Lo más importante es buscar y estudiar la obra y las palabras de Cristo. Si Él expresa la verdad y el carácter de Dios, si hace la obra de Dios, entonces Él es Dios encarnado. Es Cristo”.
Gracias a sus enseñanzas, comprendí mejor que Dios encarnado puede expresar la verdad y realizar la obra de Dios. Esa es la realidad.
La hermana Zhou continuó con la enseñanza: “Para confirmar si Dios Todopoderoso es Dios encarnado, no podemos considerar solo las apariencias. Debemos estar seguros a partir de Sus palabras, Su obra y el carácter que Él expresa. En los últimos días, Dios Todopoderoso está haciendo la obra de juicio comenzando por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús. Él concluyó la Era de la Gracia y dio inicio a la Era del Reino. Dios Todopoderoso ha pronunciado millones de palabras. Ha revelado el misterio del plan de gestión de seis mil años de Dios, el misterio de la encarnación de Dios y la historia verdadera de la Biblia. Él ha revelado cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios la salva, de qué manera hace la obra de juzgar y purificar a las personas en los últimos días, cómo las clasifica según su tipo y determina su final y destino, etcétera. Dios Todopoderoso expresa Su carácter que es principalmente justo, juzgando y poniendo en evidencia nuestra naturaleza satánica de oposición a Dios y nuestro carácter corrupto. También nos muestra la senda para rechazar el mal y ser purificados”. La hermana Zhou asimismo compartió su propia experiencia de ser juzgada y castigada a través de las palabras de Dios. Dijo: “No me daba cuenta de lo arrogante, egoísta y astuta que era, hasta que las palabras de Dios me juzgaron, me castigaron, me pusieron a prueba, me refinaron, trataron y podaron. Tenía fe y me esforzaba para Dios, pero pecaba y me oponía a Él todo el tiempo debido a mi naturaleza satánica corrupta. Por ejemplo, me encantaba lucirme y que la gente me admirara. Reprendía a los demás con altivez para que me hicieran caso. Constantemente mentía y engañaba para resguardar mis propios intereses. Y mucho más. A través del juicio y el castigo de las palabras de Dios, me di cuenta de que Su carácter justo no tolera ofensa alguna y empecé temerle de corazón. También comencé a detestarme y a enfocarme en practicar la verdad para resolver mi naturaleza satánica. Hubo cierto cambio gradual en mi carácter corrupto. ¿Acaso los logros de la obra y las palabras de Dios Todopoderoso no son suficientes para estar seguros de que Él es Dios encarnado, que es Cristo de los últimos días?”.
Las enseñanzas de las hermanas me iluminaron el corazón. Entendí que la clave para confirmar la aparición del Hijo del hombre y que Él es Cristo hecho carne consiste en ver si puede expresar las palabras y el carácter de Dios, y si puede realizar la obra tendiente a concluir una era anterior y dar comienzo a otra nueva. Dios Todopoderoso ha expresado muchas verdades y está haciendo la obra de juzgar y purificar a la humanidad. Ha dado comienzo a la Era del Reino y concluido la Era de la Gracia. Sin duda, eso significa que Él es Cristo, ¡es el Señor que ha regresado! Nunca antes había entendido la verdad. Solo esperaba ciegamente que el Señor viniera sobre una nube en Su forma spiritual. No me molesté por buscar ni estudiar nada cuando oí que Él ya había regresado. Casi pierdo la oportunidad de reunirme con el Señor. ¡Qué insensata fui!
Después de eso, devoré las palabras de Dios Todopoderoso como si estuviera hambrienta. Aprendí muchísimas verdades y misterios que no había comprendido antes en mi fe, ¡y tuve la plena certeza de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado! Compartí la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días con más de cien hermanos y hermanas de mi red. Al leer Sus palabras y oír Su voz, se emocionaban hasta las lágrimas. Se acercaron a Dios Todopoderoso y aceptaron Su obra de los últimos días, ¡y asistieron al banquete del Cordero!
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