He seguido los pasos del Cordero
Shen Ai, Singapur
Cuando yo tenía 18 años, mi madre enfermó y por tanto empezó a creer en el Señor Jesús. En ese momento, yo conocía el nombre del Señor Jesús pero no entendía nada sobre la fe en el Señor. Fue una gran coincidencia que más adelante yo fuera a trabajar en una empresa donde la mayoría de los empleados eran cristianos. Al relacionarme con ellos, vi que trataban a las personas con amor y paciencia y llegué a creer que los cristianos eran un grupo de personas bastante buenas. Durante ese período de tiempo, había un colega que con frecuencia me contaba la historia de cómo el Señor Jesús fue clavado en la cruz con el fin de redimir a la humanidad. Desarrollé gradualmente un interés en la fe en el Señor y empecé a ir con mis colegas a su iglesia para adorar. La primera vez que entré en la iglesia y oí himnos de alabanza a Dios, inesperadamente fui conmovida hasta las lágrimas por el amor de Dios. Oré al Señor así: “¡Oh, Señor Jesús! Gracias por elegirme del inmenso océano de la humanidad para convertirme en una de Tus hijas, deseo seguirte eternamente…”. Durante ese período, siempre que me enfrentaba a algunas dificultades en mi vida cotidiana o que mis amigos y familiares se burlaban de mí a causa de mi fe en el Señor, siempre y cuando yo fuera ante el Señor y orara, mi espíritu encontraba un alivio inmenso. Sentía que el Señor Jesús era mi único apoyo en la vida y que nunca dejaría de estar al lado del Señor. En ese momento, mi himno favorito era: “¡Roca, roca, Jesucristo! La salvación no se encuentra en nadie más, porque no hay otro nombre bajo el cielo, sólo Tú eres el salvador. Tú eres el Hijo del Hombre, Tú eres el mediador, Tú eres el hijo de Dios, Tú eres el cordero. Tú eres el camino y la verdad, Tú eres la vida, Tú eres la luz, Tú eres la roca, la fortaleza, la ciudad del refugio y el escudo. Te pertenecemos; nunca seremos sacudidos de generación en generación”. Y así es como confié en el gran poder del Señor y la motivación obtenida de la guía de Sus palabras para superar todas las dificultades y problemas de la vida.
Pero entonces, por alguna razón desconocida, empecé a sentir poco a poco que ya no estaba disfrutando de las reuniones. Los sermones del pastor siempre eran las mismas viejas cosas de siempre, sin ninguna luz nueva en ellas y sentía que no estaba obteniendo nada. Mi espíritu estaba secándose y se volvía cada vez más débil. A causa de esto, oraba a menudo al Señor así: “Señor, en mi corazón no hay deseo de ir a las reuniones de la iglesia. Cuando voy, simplemente me dejo llevar por la inercia y no obtengo sustento para mi vida espiritual. Señor, me siento desamparada. Estoy vagando confundida sobre lo que debo hacer. Por favor, sácame de esto”. Pero independientemente de cómo orara y suplicara, nunca podía sentir la presencia del Señor. La oscuridad y el dolor crecieron en mi corazón y mi confianza se debilitaba día tras día. Entonces, en 2014, mi marido tuvo un accidente cuando conducía bajo la influencia del alcohol. Acabamos pagando 2 años de facturas médicas y compensaciones, lo cual nos dejó deudas de más de 100.000 yuanes. Fue esta presión de las deudas la que nos obligó a mi marido y a mí a trasladarnos a Singapur para trabajar y ganar más dinero.
En abril de 2016 llegamos a Singapur. El estrés y las dificultades de la vida cotidiana allí resultaron ser mucho mayores de lo que esperaba. Empecé a trabajar más de 10 horas diarias, lo cual me dejaba físicamente agotada. Pero aún peores eran las reprimendas de mis compañeros de trabajo y de mi jefe en la tienda. Este estrés físico y psicológico era una fuente de enorme sufrimiento para mí y yo lloraba cada día después del trabajo. Me sentía muy sola, sin nadie que entendiera mi situación ni que mostrara alguna preocupación por mí. Vivir así era tan doloroso que en mi corazón incluso empecé a quejarme del Señor. Era un entorno al que ya no me podía enfrentar y simplemente quería volver a China lo antes posible. Pero ocurre a menudo que justo cuando una persona está al borde de la desesperación, Dios aparece. Así que justo cuando el sufrimiento era más grande y yo me sentía la más desamparada, una de mis compañeras de trabajo, que vivía conmigo, la hermana Wang, vio que yo tenía una Biblia en mi mesita de noche y me dijo que ella también era cristiana. Yo estaba encantada de descubrir que la hermana Wang también era creyente en el Señor y desde ese día en adelante nos reunimos a menudo para hablar de temas sobre la fe en Dios. La hermana Wang me animó a orar a Dios frecuentemente en todo y a mantener mi fe en Él. Como no hacía mucho que yo estaba en Singapur, aún no estaba en absoluto acostumbrada a la comida. Así que cada día después del trabajo la hermana Wang solía cocinar la cena según mis gustos. Esto me conmovió mucho y sabía que esta clase de amor provenía de Dios, por lo que estaba muy agradecida a Él por disponer que hubiera alguien allí para apoyarme cuando me sentía totalmente sola y desamparada. Algún tiempo después, la hermana Wang me presentó a otras 2 hermanas. La primera vez que me reuní con ellas no pude contener el sentimiento de queja en mi corazón y las lágrimas pronto cayeron por mi rostro. Las hermanas me consolaron y me hablaron sobre las intenciones de Dios conmigo. Una de ellas dijo: “Te las has arreglado para salir de China sin problemas, así que eso sólo puede significar que Dios lo ha permitido y que Él pretende algo maravilloso para ti aquí. Simplemente no sabemos aún qué es”. La hermana también se apoyó en la historia de Job de la Biblia en su comunicación conmigo: “Job perdió toda su inmensa riqueza y todos sus hijos e hijas. Incluso tuvo furúnculos por todo su cuerpo, pero durante ese tiempo de sus mayores pruebas y sufrimiento no se quejó ni una vez de Dios. Simplemente se sometió al plan de Dios para él y alabó Su nombre. Cuando Job se mantuvo firme y dio testimonio por Dios durante sus pruebas, vio las bendiciones de Dios. En las pruebas de Job podemos ver que muchas de las cosas que nos sobrevienen tienen las intenciones de Dios detrás. Así que independientemente de a qué situación o entorno nos enfrentemos no debemos quejarnos a Dios. En su lugar, debemos primero someternos y buscar las intenciones de Dios…”. Mientras escuchaba la comunicación de la hermana, mi corazón se fue tranquilizando gradualmente. Sí, Job pudo someterse a Dios incluso durante las tremendas pruebas y sufrimiento que experimentó. No se quejó y pudo alabar el nombre de Dios, ¡lo cual fue un testimonio tan maravilloso! Y mis dificultades eran insignificantes comparadas con las de Job, así que si él aún pudo someterse a Dios, yo no debería quejarme de nuevo ni entristecer a Dios. La comunicación de la hermana me dio la confianza y valentía para enfrentarme una vez más a mis problemas y mi corazón sintió un alivio considerable. Al mismo tiempo, yo sentía que la comunicación de las hermanas estaba llena de brillo: ellas habían usado la historia de Job para iluminar mis dificultades actuales en la vida y me habían mostrado un camino práctico hacia delante. Esto era algo que yo nunca había reconocido anteriormente al leer la Biblia. La reunión fue muy fructífera para mí y después de ella pude sentir que mi espíritu resplandecía cada vez más cada día y que el trabajo ya no era tan problemático. Después de eso, me reuní a menudo con las hermanas y cada reunión con ellas fue gratificante.
Una vez cuando estábamos juntas leímos este pasaje de las palabras de Dios: “Dios creó a estas dos personas y las trató como Sus compañeras. Como único familiar, Él cuidaba de su vida y de sus necesidades básicas. Aquí, Dios aparece como padre o madre de Adán y Eva […]. La actitud y la forma de Dios en que trataba a Adán y Eva son parecidas a la manera como los padres humanos muestran su preocupación por sus propios hijos. También es la forma como los padres humanos aman, cuidan y se ocupan de sus propios hijos e hijas, de una forma real, visible y tangible. En lugar de ponerse en una posición elevada y poderosa, Dios usó personalmente las pieles para confeccionar ropa para el hombre. No importa si este abrigo de piel se usó para cubrir su modestia o para protegerlos del frío. En pocas palabras, Dios hizo personalmente con Sus propias manos esta ropa, para cubrir el cuerpo del hombre. En vez de realizarlo sencillamente por medio del pensamiento o de métodos milagrosos como las personas imaginan, Él había hecho, justificadamente, algo que según el hombre Dios no podía o no debía hacer. Esto puede ser algo tan simple que algunos no considerarían digno de mencionar ni de pensar en ello; sin embargo, también permite que todos los que siguen a Dios, y estaban antes llenos de vagas ideas sobre Él, adquieran una percepción de Su autenticidad y Su hermosura, y vean Su naturaleza fiel y humilde” (‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I’ en “La Palabra manifestada en carne”). Me sorprendió mucho leer estas palabras, ya que las ideas me parecían extrañas. He leído la Biblia durante muchísimos años, pero la importancia de que Dios vistiera personalmente a Adán y Eva con pieles de animales nunca se me había ocurrido. Sin duda, nunca fui consciente de que detrás de la realización de esta acción de Dios había mucho de Su intención. Fue como si una luz se hubiera encendido en mi corazón, la cual estaba revelando los misterios de la Biblia para mí. Lo que Dios había dicho se expresó tan bien que reconfortó mi corazón y me permitió ver cuán íntima era la relación de Dios con la humanidad. Dios era como los padres de la humanidad, lleno de cuidados, preocupación y afecto. Dios nos dio las mejores cosas, ¡lo cual demuestra Su inmenso amor por nosotros los humanos! Sentí que mi relación con Dios se había vuelto instantáneamente más estrecha.
Después de eso, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Desde la creación del mundo he empezado a predestinar y seleccionar a este grupo de personas, concretamente, vosotros hoy. […] Incluso las cosas que haces y las personas que conoces todos los días están arregladas por Mis manos, por no mencionar el hecho de que traerte a Mi presencia hoy es en realidad Mi arreglo. No te entregues al desorden; debes proceder con calma” (‘La septuagésima cuarta declaración’ en “La Palabra manifestada en carne”). Este pasaje explica que cualquier cosa que hagamos o a quienquiera que veamos cada día de nuestra vida, está todo organizado por Dios. Leer esto me abrió la mente tremendamente. Así pues, ¡la razón por la que me había ido al extranjero y por la que había conocido a las hermanas y obtenido su apoyo era que Dios estaba controlándolo todo! Como Dios me había guiado cada paso del camino hasta ahora, entonces tenía sentido creer que Él también había preparado el camino por delante para mí. Pensar así incrementó mi confianza en Dios. Yo sentía que Dios estaba a mi lado cuidándome y ya no me sentía vacilante ni desamparada. Estaba dispuesta a entregar la gestión de todas las cosas a Dios y creí que Él me llevaría a través de todas y cada una de las dificultades. Durante esos días, aunque el trabajo seguía siendo tan agotador como siempre, yo sentía un gran gozo en mi corazón. Esperaba con ansias mis reuniones con las hermanas porque siempre podía obtener sustento de ellas y aprender algo nuevo, lo cual era completamente diferente de lo que había obtenido de mi iglesia anterior.
Pero algunos días después, cuando estaba viendo una película evangélica con la hermana Wang, vi que las palabras “Relámpago Oriental” salieron en la pantalla. Me agité un poco porque recordé que en China los pastores habían hablado a menudo sobre el Relámpago Oriental en sus sermones. Ellos decían cosas como: “Las personas que creen en el Relámpago Oriental no están invocando el nombre del Señor Jesús en sus oraciones. En su lugar, están orando a Dios Todopoderoso”. Los pastores también nos advirtieron de que no tuviéramos ningún contacto con los seguidores del Relámpago Oriental para que no fuéramos confundidos y robados por ellos. Decían que si abandonábamos el nombre del Señor y traicionábamos al Señor Jesús seríamos… Pensar en todo esto me alarmó y puse fin a la conversación con la hermana Wang. Durante un período de tiempo después de eso empecé a evitar a la hermana Wang en el trabajo, pero seguía pensando a menudo en la preocupación que ella había mostrado por mí. Pensaba en los buenos tiempos en los que me reunía con ellas y en que su comunicación era fresca, esclarecedora y totalmente acorde con las palabras de Dios. Ellas también eran decentes y honradas en su comportamiento y yo obtuve particularmente mucho de los pasajes de las palabras de Dios que ellas me dieron a leer, las cuales me parecieron muy prácticas e incluían muchas verdades que nunca había oído antes. Después de leer esas palabras, sentí que mi relación con Dios estaba volviéndose cada vez más cercana y que yo estaba saliendo de la negatividad, debilidad y oscuridad espiritual que me habían envuelto. Había conseguido finalmente algo de confianza y esperanza en mi vida. ¡Esta era la confirmación de la obra del Espíritu Santo! ¡Esto también era una prueba de que la hermana Wang y las demás tenían una fe que era correcta y que probablemente era realmente el único camino verdadero! Pero lo que no podía asimilar era por qué cuando oraban usaban el nombre de Dios Todopoderoso y no el del Señor Jesús. Me sentía muy desconcertada por esto y no sabía qué hacer. Por tanto, dije esta oración a Dios: “Dios, Tú has dispuesto que yo conociera a algunas hermanas y me has permitido saber que ellas pertenecen al Relámpago Oriental y que usan el nombre de Dios Todopoderoso en sus oraciones. Ahora no sé qué camino elegir o si el Relámpago Oriental es o no realmente Tu retorno. Dios, si el Relámpago Oriental realmente es la obra de Tu aparición, te suplico que me esclarezcas y guíes para que pueda seguir Tus pasos”. Después de orar, mi corazón se sintió más firme y pude hablar con la hermana Wang sobre las dudas que yo estaba teniendo. La hermana Wang me dijo: “Estos problemas que has planteado son exactamente los mismos que yo tuve cuando empecé a investigar la obra de Dios de los últimos días. Fue sólo después de leer las palabras de Dios Todopoderoso cuando pude entenderlos. ¿Por qué no hablamos sobre las palabras de Dios ahora?”. Cuando oí a la hermana Wang decir esto, accedí a empezar a investigar la obra de Dios de los últimos días.
Esa noche vinieron 2 hermanas más (Xiaoya y Lianxin) y ambas dieron testimonio de la obra de Dios de los últimos días para mí. Después de escuchar su comunicación, les pregunté: “Solíamos usar el nombre del Señor Jesús en la oración e invocar Su nombre para curar la enfermedad y echar fuera demonios. ¿Por qué ha cambiado el nombre de Dios a Dios Todopoderoso?”. La hermana Xiaoya contestó: “Realmente, con respecto al nombre de Dios Todopoderoso, hay varias profecías sobre él en la Biblia, en el libro de Apocalipsis. Por ejemplo, el versículo 8 del capítulo 1 dice: ‘Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso’. El versículo 17 del capítulo 11 dice: ‘diciendo: Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar’. Y el versículo 6 del capítulo 19 dice: ‘Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina’. En esto podemos ver que durante los últimos días Dios usa el nombre de Dios Todopoderoso para empezar la obra de juicio. Esto es algo que Dios ha planeado durante mucho tiempo”. Después de escuchar la explicación de la hermana, todo me quedó claro de repente: ¡El nombre “el Todopoderoso” está en la Biblia! ¡Y el Todopoderoso debe significar Dios Todopoderoso!
Entonces la hermana Lianxin puso el vídeo de un himno de las palabras de Dios: “En cada era y etapa de la obra, el nombre de Dios no carece de base, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. Aunque Jehová, Jesús, y el Mesías representan todos al Espíritu de Dios, estos nombres sólo denotan las diferentes eras en el plan de gestión de Dios, y no representan Su totalidad. Los nombres por los que le llaman las personas en la tierra no pueden articular todo Su carácter y todo lo que es. Son simplemente nombres diferentes por los que es llamado durante diferentes eras. Así pues, cuando la era final —la de los últimos días— llegue, el nombre de Dios cambiará de nuevo. No se le llamará Jehová, o Jesús, mucho menos el Mesías, sino el poderoso Todopoderoso Dios mismo, y bajo este nombre pondrá fin a toda la era. Una vez se le conoció como Jehová. También se le llamó el Mesías, y las personas le llamaron una vez Jesús el Salvador porque lo amaban y respetaban. Pero hoy Dios no es el Jehová o el Jesús que las personas conocieron en tiempos pasados; es el Dios que ha vuelto en los últimos días, el que pondrá fin a la era. Es el Dios mismo que se levanta en los extremos de la tierra, repleto con todo Su carácter, y lleno de autoridad, honor y gloria. […] Adoptó este nombre y posee este carácter de forma que todas las personas puedan ver que es un Dios justo, el sol ardiente, y el fuego llameante. Es así para que todos puedan adorarlo, el único Dios verdadero, y para que puedan ver Su verdadero rostro: no es sólo el Dios de los israelitas, y no es sólo el Redentor, es el Dios de todas las criaturas a través de los cielos, la tierra y los mares” (‘El significado del nombre de Dios’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Después de ver el vídeo, las hermanas hablaron mucho más conmigo, de cosas como las verdades relativas a por qué cambia Dios los nombres y el significado del nombre de Dios para cada era. Ahí fue cuando entendí finalmente: Dios es llamado con un nombre diferente durante cada era y cada nombre tiene un significado que representa el carácter de Dios y la obra que Él necesita hacer durante esa era. Pero cada nombre elegido sólo representa parte del carácter de Dios durante esa era, no todo Su carácter. Por ejemplo, el nombre Jehová representaba la obra de Dios durante la Era de la Ley y también el carácter imprecatorio pero misericordioso de Jehová. El nombre Señor Jesús representaba la obra de Dios durante la Era de la Gracia y el carácter representado era compasivo y misericordioso. Durante los últimos días Dios ha cambiado Su nombre de nuevo y está usando el nombre Dios Todopoderoso para llevar a cabo la obra de juicio de los últimos días. Toda la era está siendo llevada a su fin mediante el carácter de justicia, majestad e ira de Dios. El carácter de Dios se revela gradualmente a la humanidad cuando Su obra se desarrolla y Dios no desea que la humanidad lo limite a ninguna de las etapas de Su obra. Dios especialmente no desea que la humanidad use ninguno de los nombres con el fin de trazar fronteras para lo que Él tiene y es. Dios usa diferentes nombres para diferenciar entre distintas eras y llevar a cabo la obra necesaria para cada era, de forma que las personas puedan reconocer todo el carácter de Dios y todo lo que Él tiene y es. Esto es la sabiduría y la omnipotencia de Dios. Cuando llegue finalmente el día en que la obra de Dios haya finalizado, no habrá necesidad de llamar a Dios por ningún nombre. Dios es el Creador de todas las cosas, Dios es Dios y Su autoridad y grandeza no puede englobarse dentro de ningún único nombre. Siento que las palabras de Dios Todopoderoso están llenas de autoridad y que sólo Dios puede hablar de esta manera y desvelar el misterio de Su nombre. Y sólo Dios puede decir: “Soy el Dios de todas las criaturas a través de los cielos, la tierra y los mares”. Ahora creo que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado y que las palabras de Dios Todopoderoso son las declaraciones y voz de Dios.
Este fue el momento en el que me di cuenta de por qué mi espíritu no obtuvo nunca el sustento que necesitaba en esas reuniones de la iglesia y de por qué no podía obtener el liderazgo del Señor usando el nombre del Señor Jesús en la oración: fue porque la obra llevada a cabo bajo el nombre de Jesús ya había terminado. Dios está llevando a cabo una nueva obra ahora, por lo que tiene un nombre nuevo y, por tanto, quienquiera que invoque el nombre del Señor Jesús en oración no obtendrá la obra del Espíritu Santo. Esto fue como una epifanía para mí. Ahora entendía por qué la hermana Wang y las otras dos hermanas daban una comunicación tan fresca y vivaz, por qué entendían ellas tanto sobre la fe en Dios y por qué tenían una confianza y una fuerza tan grandes; todo era porque habían aceptado la nueva obra de Dios, obtenido las nuevas palabras de Dios y porque seguían los pasos del Cordero. Por el contrario, todas esas personas que no acepten la obra de Dios de los últimos días ni lean las palabras expresadas actualmente por Dios, nunca seguirán los pasos del Cordero sino que vivirán su vida en tinieblas sin una senda que seguir. Sólo Dios es el sustento de la vida humana, y si la humanidad se aparta del liderazgo de Dios nos apagaremos y moriremos. No pude evitar dar alabanza y gracias a Dios en silencio. Di gracias a Dios Todopoderoso por llevarme a dar la bienvenida al retorno del Señor, haciendo que yo tuviera seguridad sobre la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y permitiéndome seguir los pasos del Cordero y obtener la nutrición y sustento de las palabras de Dios. ¡Toda la gloria sea a Dios Todopoderoso! ¡Amén!
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