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Revelación del misterio: La diferencia entre la humanidad normal de Cristo y la humanidad de la humanidad corrupta


 

Ayer hablamos sobre la esencia de Cristo tiene una humanidad normal y una divinidad completa, ¿cuál es la diferencia entre la humanidad normal de Cristo y la humanidad de nosotros los seres humanos corruptos? Vamos a continuar explorando este problema hoy.

 

La Palabra de Dios es la verdad y puede revelar todos los misterios. Primero leamos lo que Dios dice.

 

Dios dice: “La carne vestida por el Espíritu de Dios es la propia carne de Dios. El Espíritu de Dios es supremo; Él es todopoderoso, santo y justo. Así, de igual forma, Su carne también es suprema, todopoderosa, santa y justa. Carne como esa sólo es capaz de hacer lo que es justo y beneficioso para la humanidad, lo que es santo, glorioso y poderoso, y es incapaz de hacer cualquier cosa que viole la verdad o la moralidad y la justicia, mucho menos cualquier cosa que traicione al Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es santo y, por lo tanto, Su carne no es susceptible de corrupción por Satanás; Su carne es de una esencia diferente que la carne del hombre. Porque es el hombre, no Dios, el que es corrompido por Satanás; Satanás no podría corromper la carne de Dios. Por lo tanto, a pesar del hecho de que el hombre y Cristo moran dentro del mismo espacio, es sólo el hombre quien es ocupado, usado y entrampado por Satanás. En cambio, Cristo es eternamente inmune a la corrupción de Satanás porque Satanás nunca será capaz de ascender al lugar del altísimo y nunca será capaz de acercarse a Dios”.

 

La humanidad de Cristo está gobernada por Su divinidad. Aunque Él está en la carne, Su humanidad no es del todo parecida a la de un hombre de la carne. Él tiene Su propio carácter único y a este también lo gobierna Su divinidad. [...] La humanidad de Cristo la dirige por completo Su divinidad. Además de la vida normal de Su humanidad, Su divinidad influye en todas las demás acciones de Su humanidad, las afecta y las dirige. Aunque Cristo tiene una humanidad, no interrumpe la obra de Su divinidad. Esto es precisamente porque la humanidad de Cristo la dirige Su divinidad; aunque Su humanidad no es madura en Su conducta ante los demás, no afecta la obra normal de Su divinidad. Cuando digo que Su humanidad no se ha corrompido quiero decir que la humanidad de Cristo la puede dirigir directamente Su divinidad, y que Él posee un sentido más elevado que el del hombre común. Su humanidad es la más adecuada para ser dirigida por la divinidad en Su obra; Su humanidad es la más capaz de expresar la obra de la divinidad, así como también es la más capaz de someterse a tal obra. Mientras Dios obra en la carne, nunca pierde de vista el deber que un hombre en la carne debe cumplir; Él es capaz de adorar a Dios en el cielo con un corazón sincero. Tiene la esencia de Dios y Su identidad es la de Dios mismo. Es sólo que ha venido a la tierra y se ha vuelto un ser creado, con el caparazón exterior de un ser creado y que ahora posee una humanidad que no tenía antes; es capaz de adorar a Dios en el cielo. Este es el ser de Dios mismo y que el hombre no puede imitar”.

 

De la Palabra de Dios nos damos cuenta de que Dios encarnado tiene una esencia divina, y Satanás no puede corromper a Cristo. Dentro de la humanidad normal de Cristo tiene la conciencia y la razón del hombre corriente, un amor auténtico por Dios y obediencia verdadera a Dios, y un cumplimiento de la voluntad de Dios. Al igual que cuando el Señor Jesús fue crucificado, sin importar cuánto sufrimiento y humillación sufriera, se centró en la voluntad de Dios Padre y completó la obra de redimir a la humanidad. Ningún ser humano podría realizar esta proeza. El Señor Jesús no tiene nada de arrogante ni de engreído, nunca se sitúa en la posición de Dios. Él, humildemente, se ocultó entre la gente para hablar, obrar, servir y proveer al hombre, y se ha sentado con los pecadores, y así sucesivamente. Por la encarnación del Señor Jesús vemos lo santa y buena que es la humanidad de Cristo. Cristo obedece y ama a Dios de verdad y ama al prójimo como a sí mismo. Y todos estamos profundamente corrompidos por Satanás. En nuestra naturaleza humana, está llena del carácter satánico, a menudo mostrando arrogancia, engaño, codicia y egoísmo, etc. Incluso si creemos en el Señor, no tenemos una verdadera obediencia a Dios. Cuando la obra de Dios no encuerda con nuestras imaginaciones, podemos rebelarnos contra Dios, resistirnos e incluso traicionar a Dios. Aunque abandonemos todo, gastemos, suframos mucho y trabajemos duro por el Señor, todo esto es para nuestros propios beneficios, no para la consideración de la voluntad de Dios, ni para seguir la voluntad de Dios. Se puede ver que la esencia de nosotros los seres humanos es resistir y traicionar a Dios en vez de la humanidad normal en absoluto. Solo la humanidad de Cristo es la humanidad normal. Esta es la diferencia esencial entre la humanidad normal de Cristo y la humanidad de la humanidad corrupta.

 

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