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¿Cómo purifica y salva a la humanidad la obra de juicio de Dios durante los últimos días?

“Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48).

 

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

 

El Juicio Final

 

Las palabras relevantes de Dios:

 

Cuando Dios se hace carne esta vez, Su obra es expresar Su carácter, principalmente por medio del castigo y el juicio. Usando esto como el fundamento, trae más verdad al hombre, muestra más formas de práctica, y por tanto logra Su objetivo de conquistar al hombre y salvarlo de su carácter corrupto. Esto es lo que hay detrás de la obra de Dios en la Era del Reino.

 

de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios.

 

de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

La obra llevada a cabo por Dios durante esta era es principalmente la provisión de las palabras para la vida del hombre, la revelación de la esencia de la naturaleza del hombre y el carácter corrupto de este, la eliminación de los conceptos religiosos, del pensamiento feudal, del pensamiento obsoleto, así como del conocimiento y la cultura del hombre. Todo esto debe ponerse en evidencia y purificarse por medio de las palabras de Dios. En los últimos días, Él usa palabras, y no señales y maravillas, para perfeccionar al hombre. Usa Sus palabras para descubrir, juzgar, castigar y perfeccionar al hombre, de forma que en las mismas este llegue a ver la sabiduría y la belleza de Dios, y a entender Su carácter, y así, a través de las palabras de Dios, el hombre vea Sus hechos.

 

de ‘Conocer la obra de Dios hoy’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de conquista así como la segunda etapa de la salvación. Dios gana al hombre por medio del juicio y el castigo por la palabra; por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar, todas las impurezas, las nociones, los motivos y las esperanzas individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente.

 

de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

¿A través de qué se alcanza la perfección que Dios tiene para el hombre? A través de Su justo carácter. El carácter de Dios consiste principalmente de la justicia, la ira, la majestad, el juicio y la maldición y Su perfección para el hombre es principalmente por medio del juicio. Algunas personas no entienden y preguntan por qué es que Dios sólo puede perfeccionar al hombre por medio del juicio y la maldición. Dicen que si Dios maldijera al hombre, ¿no moriría el hombre? Si Dios juzgara al hombre, ¿el hombre no sería condenado? Entonces, ¿cómo puede todavía ser perfeccionado? Esas son las palabras de la gente que no conoce la obra de Dios. Lo que Dios maldice es la desobediencia del hombre y lo que Él juzga son los pecados del hombre. Aunque Él habla severamente y sin la menor sensibilidad, Él revela todo lo que hay dentro del hombre y a través de estas palabras severas revela lo que es esencial dentro del hombre pero a través de ese juicio le da al hombre un conocimiento profundo de la esencia de la carne y, por lo tanto, el hombre se somete a la obediencia frente a Dios. La carne del hombre es de pecado y de Satanás, es desobediente y el objeto del castigo de Dios, en consecuencia, para permitirle al hombre que se conozca, las palabras del juicio de Dios le deben suceder y todo tipo de refinamiento se debe emplear; sólo entonces puede ser efectiva la obra de Dios.

 

de ‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

¿A qué estado interno de las personas van dirigidas estas pruebas? Apuntan al carácter rebelde en los seres humanos que es incapaz de satisfacer a Dios. Hay mucha impureza dentro de las personas, y mucha hipocresía; por tanto, Dios las somete a pruebas con el fin de purificarlas. […]

 

Si no conoces el carácter de Dios, caerás inevitablemente durante las pruebas, porque no sabes cómo perfecciona Él a las personas ni por qué medios lo hace; y cuando Sus pruebas te sobrevengan y no concuerden con tus conceptos, serás incapaz de mantenerte firme. El amor verdadero de Dios es todo Su carácter, y cuando este se te muestra, ¿qué proporciona esto a tu carne? Cuando se te muestre el carácter justo de Dios, tu carne sufrirá inevitablemente mucho dolor. Si no lo padeces, Dios no puede perfeccionarte ni serás capaz de dedicarle amor sincero. Si Dios te perfecciona, te mostrará sin duda todo Su carácter. Desde el momento de la creación hasta hoy, Él nunca ha mostrado todo Su carácter; sin embargo, durante los últimos días se lo revelará a este grupo de personas a las que ha predestinado y seleccionado. Perfeccionando a las personas deja al descubierto Su carácter, por medio de esto completa a un grupo de personas. Ese es el amor verdadero de Dios por las personas. Experimentar el verdadero amor de Dios por ellas requiere que los seres humanos soporten un dolor extremo, y paguen un alto precio. Sólo después de esto las ganará Dios y serán capaces de devolverle su amor sincero; sólo entonces quedará satisfecho el corazón de Dios. Si las personas desean que Dios las perfeccione, hacer Su voluntad y darle todo su amor sincero, deben experimentar mucho sufrimiento y muchos tormentos a partir de las circunstancias, sufrir un dolor peor que la muerte y, en última instancia, se verán obligados a devolverle a Dios su corazón sincero. Durante las dificultades y el refinamiento se revela si alguien ama a Dios con sinceridad o no. Dios purifica el amor de las personas, y esto también se logra en medio de los sufrimientos y el refinamiento.

 

de ‘Sólo amar a Dios es realmente creer en Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

Dios tiene muchos medios para perfeccionar al hombre. Emplea toda clase de ambientes para tratar con el carácter corrupto del hombre y usa varias cosas para poner al hombre al descubierto; en un sentido trata con el hombre, en otro pone al hombre al descubierto y en otro revela al hombre, escarbando y revelando los “misterios” en las profundidades del corazón del hombre, y mostrándole al hombre su naturaleza revelando muchos de sus estados. Dios perfecciona al hombre a través de muchos métodos —por medio de la revelación, el trato, el refinamiento y el castigo— para que el hombre pueda saber que Dios es práctico.

 

de ‘Sólo los que se enfocan en la práctica pueden ser perfeccionados’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

Ser conquistado por Dios es como una lucha de artes marciales.

 

Cada una de las palabras de Dios golpea nuestro punto mortal y nos deja doloridos y temerosos. Él revela nuestras nociones, revela nuestras imaginaciones, y revela nuestro carácter corrupto. Sus palabras revelan nuestra naturaleza y esencia por medio de todo lo que decimos y hacemos, y por cada uno de nuestros pensamientos e ideas, dejándonos humillados y temblando de miedo. Nos dice todas nuestras acciones, nuestras metas e intenciones, y hasta el carácter corrupto que nunca hemos descubierto, haciéndonos sentir que estamos completamente expuestos, e incluso haciéndonos sentir completamente convencidos. Nos juzga por nuestra oposición a Él, nos castiga porque blasfemamos contra Él y porque lo condenamos, y nos hace sentir que a Sus ojos somos inútiles, y que somos el Satanás viviente. Nuestras esperanzas se truncan; ya no nos atrevemos a hacerle ninguna demanda o intento irrazonable, y hasta nuestros sueños se desvanecen de la noche a la mañana. Este es un hecho que ninguno de nosotros se puede imaginar y que ninguno de nosotros puede aceptar. Por un momento, nuestras mentes se desequilibran y no sabemos cómo continuar en el camino que está por delante; no sabemos cómo continuar en nuestras creencias. Parece como si nuestra fe volviera a empezar desde cero, y como si nunca hubiéramos conocido al Señor Jesús y nunca nos hubiéramos familiarizado con Él. Todo lo que está delante de nuestros ojos nos deja perplejos y nos hace sentir como si estuviéramos a la deriva. Estamos consternados, estamos desilusionados, y en lo profundo de nuestros corazones hay una ira y una vergüenza que no pueden ser suprimidas. Tratamos de desahogarnos, tratamos de encontrar una salida; es más, intentamos seguir esperando a nuestro Salvador Jesús y le derramamos nuestros corazones. Aunque hay veces en las que ni somos altivos ni humildes por fuera, en nuestros corazones nos aflige un sentimiento de pérdida como nunca antes. Aunque a veces podamos parecer inusualmente calmados por fuera, por dentro soportamos mares atronadores de tormento. Su juicio y Su castigo nos han despojado de todas nuestras esperanzas y sueños, nos han dejado sin nuestros deseos extravagantes, y reacios a creer que Él es nuestro Salvador y capaz de salvarnos. Su juicio y Su castigo han abierto un abismo profundo entre nosotros y Él, y nadie ni siquiera está dispuesto a cruzarlo. Su juicio y Su castigo son la primera vez que sufrimos un gran revés y una gran humillación. Su juicio y Su castigo nos han permitido apreciar realmente el honor de Dios y la intolerancia de la ofensa del hombre, comparado a lo cual somos demasiado viles e impuros. Su juicio y Su castigo nos han hecho darnos cuenta por primera vez qué arrogantes y pretenciosos somos, y cómo el hombre nunca será igual a Dios o estará a la par de Dios. Su juicio y Su castigo nos han hecho añorar no vivir más en semejante carácter corrupto, y nos han hecho anhelar deshacernos de semejante naturaleza y esencia tan pronto como sea posible, y que Él ya no nos deteste y ni le seamos repugnantes. Su juicio y Su castigo nos han hecho felices de obedecer Sus palabras y dejar de estar dispuestos a rebelarnos contra Sus órdenes y disposiciones. Su juicio y Su castigo nos han dado una vez más el deseo de buscar la vida, y nos han hecho felices de aceptarlo como nuestro Salvador… Hemos abandonado el trabajo de conquista, nos hemos salido del infierno, nos hemos salido del valle de sombra y de muerte… ¡Dios Todopoderoso nos ha ganado, a este grupo de personas! ¡Ha triunfado sobre Satanás y ha derrotado a todos Sus enemigos!

 

de ‘Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

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