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Muchas personas dicen: “Cuando el cielo caiga todos morirán”. Por tanto cuando sobrevengan los desastres, ¿se salvarán realmente de la muerte los creyentes en D

La respuesta de la palabra de Dios:

 

Dios creó este mundo, creó a esta humanidad, y además fue el arquitecto de la antigua cultura griega y la civilización humana. Sólo Dios consuela a esta humanidad, y sólo Él cuida de ella noche y día. El desarrollo y el progreso humanos son inseparables de la soberanía de Dios, y la historia y el futuro de la humanidad son inextricables de los designios de Dios. Si eres un cristiano verdadero, creerás sin duda que el auge y la caída de cualquier país o nación ocurren de acuerdo con los designios de Dios. Sólo Él conoce el destino de un país o nación, y sólo Él controla el curso de esta humanidad. Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarle, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe.

 

Echa un vistazo a la época del arca de Noé: la humanidad era profundamente corrupta, se había desviado de la bendición de Dios, Él ya no cuidaba más de ella, y había perdido Sus promesas. Vivía en las tinieblas, sin la luz de Dios. Así pues, los hombres se volvieron licenciosos por naturaleza, abandonados a sí mismos a una depravación horrible. Tales hombres ya no podían recibir la promesa de Dios; no eran dignos de ver el rostro de Dios, ni de oír Su voz, porque lo habían abandonado, habían dejado de lado todo lo que Él les había concedido, y se habían olvidado de las enseñanzas de Dios. Su corazón se apartaba más y más de Dios, y conforme lo hacía, se volvieron depravados más allá de toda razón y humanidad, y cada vez más malvados. Así pues, cada vez se acercaron más a la muerte, y cayeron bajo la ira y el castigo de Dios. Sólo Noé adoró a Dios y se apartó del mal, y por eso fue capaz de oír Su voz, y Sus instrucciones. Él construyó el arca siguiendo las instrucciones de la palabra de Dios, y reunió a toda forma de criaturas vivientes. Y de esta manera, una vez que todo se había preparado, Dios desató Su destrucción sobre el mundo. Sólo Noé y los siete miembros de su familia sobrevivieron a la destrucción, porque Noé adoró a Jehová y se apartó del mal.

 

Cuando llegue el desastre, el hambre y la peste caerán sobre todos aquellos que se oponen a Mí y llorarán. Quienes hayan cometido toda clase de maldades pero que me hayan seguido durante muchos años no escaparán a la acusación; ellos también vivirán en un constante estado de pánico y miedo en medio de la catástrofe que apenas se ha visto a lo largo de las épocas. Y todos Mis seguidores que han sido leales a Mí y a ningún otro, se regocijarán y aplaudirán Mi grandeza. Ellos experimentarán una alegría inefable y vivirán en un júbilo que Yo nunca antes he otorgado a la humanidad. Porque Yo atesoro las buenas acciones de los hombres y aborrezco sus acciones malvadas. Desde que comencé a liderar a la humanidad, he estado esperando por un grupo de hombres que piense igual que Yo. Y nunca me he olvidado de los que no piensan igual; los he aborrecido en mi corazón, sólo a la espera de la oportunidad de ver Mi retribución administrada sobre esos malhechores y disfrutar de ello. ¡Mi día finalmente ha llegado y ya no necesito esperar!

 

Mi obra final es no sólo castigar al hombre, sino ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es recibir reconocimiento de todos por todo lo que he hecho. Quiero que cada hombre vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter; no es la obra del hombre, ni mucho menos toda la naturaleza, la que creó a la humanidad. Por el contrario, soy Yo el que nutre cada ser vivo entre todas las cosas. Sin Mi existencia, la humanidad sólo puede morir y sufrir la invasión de plagas. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad sólo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato y por completo. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, sólo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones. Aunque pocos puedan retribuirme, siempre concluyo Mi viaje en el mundo y comienzo con la obra que se desarrollará seguidamente, ya que Mi viaje entre los hombres durante todos estos años ha sido fructífero, y estoy muy satisfecho. No me importa el número de hombres, sino más bien sus buenas acciones. En cualquier caso, espero que preparéis suficientes buenas obras para vuestro propio destino. Entonces Yo me sentiré satisfecho; de lo contrario, ninguno de vosotros escaparéis del desastre.

 

Todos los desastres sucederán uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán desastres, plaga, hambre, inundación, sequía y terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren sólo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de uno o dos días, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y los desastres serán cada vez más severos. Durante este tiempo surgirán sucesivamente toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares; este es Mi juicio sobre todas las naciones y pueblos. ¡Mis hijos! Vosotros no debéis sufrir el dolor o las dificultades de los desastres. Deseo que pronto lleguéis a la adultez y toméis la carga que recae sobre Mis hombros lo más pronto posible; ¿por qué no entendéis Mi voluntad? La obra que hay por delante será cada vez más extenuante. ¿Sois tan duros de corazón que me dejáis con Mis manos llenas, para que trabaje tan duro solo? Hablaré más claramente: aquellos cuyas vidas maduren entrarán en refugio y no sufrirán dolor ni sufrimiento; aquellos cuyas vidas no maduren deben sufrir dolor y daño. Mis palabras son bastante claras, ¿no?

 

Pero debéis saber que Yo no voy a aniquilar al mundo entero, ni voy a aniquilar a toda la humanidad. Voy a quedarme con la tercera parte —la tercera parte que me ama y que ha sido conquistada completamente por Mí—, y haré que esta tercera parte sea fructífera y se multiplique en la tierra, al igual que hicieron los israelitas bajo la ley, alimentándolos con copiosas ovejas y ganado y todas las riquezas de la tierra. Esta humanidad permanecerá conmigo para siempre, sin embargo, no es la raza humana deplorablemente sucia de hoy, sino una raza humana que sea una asamblea de todos los que han sido adquiridos por Mí. Una humanidad como esta no será dañada, perturbada, o asediada por Satanás, y será la única raza humana que exista sobre la tierra después de Yo haber triunfado sobre Satanás. Es la humanidad que hoy ha sido conquistada por Mí y que ha alcanzado Mi promesa. De esta manera, toda la raza humana que ha sido conquistada en los últimos días, será también la humanidad que permanecerá y que obtendrá Mis bendiciones eternas. Será la única evidencia de Mi triunfo sobre Satanás, y los únicos botines de la batalla contra Satanás. Estos botines de guerra son salvados por Mí del dominio de Satanás, y son la única cristalización y fruto de Mi plan de gestión de seis mil años. Ellos provienen de todas las naciones y denominaciones, y de cada lugar y país en todo el universo. Ellos son de diferentes razas, y tienen diferentes idiomas, costumbres y colores de piel, y están desparramados a lo largo de todas las naciones y denominaciones del globo, e incluso de cada rincón del mundo. Finalmente, ellos se reunirán para formar una raza humana completa, una asamblea de hombres inalcanzable por las fuerzas de Satanás. Aquellos entre los hombres que no hayan sido salvados ni conquistados por Mí, se hundirán en silencio a las profundidades del mar, y serán quemados por Mis consumidoras llamas por toda la eternidad. Voy a aniquilar a esta vieja, supremamente asquerosa humanidad, al igual que Yo aniquilé a los primogénitos varones y al ganado de Egipto, dejando sólo a los israelitas, que comieron carne de cordero, bebieron sangre de cordero, y marcaron los dinteles de sus puertas con sangre de cordero. ¿Acaso no son igualmente las personas que han sido conquistadas por Mí y que son Mi familia, las personas que comen Mi carne y beben Mi sangre, la carne y la sangre del Cordero, y que han sido redimidos por Mí y que me adoran? ¿No están estas personas acompañadas siempre de Mi gloria? ¿No están ya aquellos que no tienen Mi carne, la del Cordero, hundidos en silencio en las profundidades del mar?

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