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El misterio detrás de Mateo 24:36: “Pero de aquel día y hora nadie sabe”

 

Han aparecido las cuatro lunas de sangre y cada vez son más habituales los desastres como terremotos, hambre y epidemias. Las profecías del regreso del Señor se han cumplido fundamentalmente y, en la red, algunos han dado testimonio público de que el Señor ya ha llegado. Algunos hermanos y hermanas están perplejos, ya que lo siguiente está escrito en la Biblia: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:36). ¿Cómo pueden saber que el Señor ha regresado? ¿Ha vuelto realmente? ¿Qué deberíamos hacer para recibirlo? Vamos a hablar de esta misma cuestión.

 

“Pero de aquel día y hora nadie sabe”. ¿Qué significa esto?

 

Algunos hermanos y hermanas creen que cuando el Señor regrese, nadie lo sabrá y para ello se basan en el siguiente versículo de la Biblia: “Pero de aquel día y hora nadie sabe”. Por esta razón ninguno de ellos da crédito o consideración a las afirmaciones de la gente que difunde la noticia del regreso del Señor. ¿Es esta opinión correcta o no? ¿Concuerda con la voluntad del Señor? El Señor Jesús profetizó: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Estas líneas de la escritura nos demuestran que, cuando el Señor haya regresado en los últimos días, llamará a nuestra puerta con Sus palabras e incluso nos hará salir a recibirle con un grito humano que diga: “Aquí está el novio”. Hay personas que nos están contando la noticia del regreso del Señor y esto demuestra que cuando haya venido, sin duda Él se lo comunicará a la gente. Obviamente, es completamente erróneo interpretar “Pero de aquel día y hora nadie sabe” como que nadie se enterará de la venida del Señor cuando haya tenido lugar.

 

¿Cómo deberíamos interpretar entonces este pasaje de la escritura? Podemos conectar estos versículos: “Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:32-36). “Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:44). Y Apocalipsis 3:3 dice: “Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Estos pasajes utilizan profecías del regreso del Señor para darnos la respuesta. Mencionan que “el Hijo del hombre viene” y “como un ladrón”. El “Hijo del hombre”, en efecto, se refiere a Dios encarnado; el cuerpo espiritual no puede denominarse Hijo del hombre. Solo alguien como el Señor Jesús puede ser llamado el Hijo del hombre, ya que es el Espíritu de Dios vestido en la carne que ha venido entre los humanos para hacer una obra muy práctica y posee humanidad normal. “Como un ladrón” se refiere a llegar sigilosamente y en secreto. Esto pone de manifiesto que el regreso del Señor supone el descenso secreto en la carne como el Hijo del hombre. Él desciende en secreto y por eso no podremos percibirlo fácilmente, porque nadie conoce el día y la hora en que Dios aparece encarnado. Es decir, “Pero de aquel día y hora nadie sabe”, significa que nadie sabe el momento exacto del regreso del Señor. Sin embargo, cuando haya venido a hablar y obrar, sin duda, habrá personas que se hayan enterado y es entonces cuando debemos despertarnos. Cuando escuchamos a los que predican el evangelio del regreso del Señor, debemos buscar e investigar. Solo entonces podemos recibir al Señor y cenar con Él. Sin embargo, ahora mismo, no solo no estamos despiertos, sino que tampoco buscamos ni investigamos cuando escuchamos a otros predicar la noticia del regreso del Señor. ¿No significa esto que hemos malinterpretado la voluntad del Señor? Vamos a leer un par de pasajes más de las palabras de Dios para llegar a comprender estos pasajes de la escritura.

 

Dios Todopoderoso ha dicho: “Al amanecer, sin que nadie lo supiera, Dios vino a la tierra e inició Su vida en la carne. Las personas fueron totalmente inconscientes de ese momento. Quizás estaban todos dormidos; tal vez muchos de los que estaban despiertos y vigilantes esperaban, y es posible que muchos estuvieran orando en silencio a Dios en el cielo. Sin embargo, entre toda esta cantidad de personas, nadie supo que Dios ya había llegado a la tierra” (‘Obra y entrada (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Al principio, cuando Jesús aún tenía que desarrollar oficialmente Su ministerio, como los discípulos que lo siguieron, en ocasiones asistió a reuniones, cantó himnos, alabó y leyó el Antiguo Testamento en el templo. Después de ser bautizado y levantarse, el Espíritu descendió oficialmente sobre Él y comenzó a obrar, revelando Su identidad y el ministerio que iba a emprender. Antes de esto, nadie conocía Su identidad, excepto María. Ni siquiera Juan la conocía. Jesús tenía 29 años cuando fue bautizado. Después de Su bautismo, los cielos se abrieron y una voz dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’. Una vez que Jesús había sido bautizado, el Espíritu Santo comenzó a dar testimonio de Él de esta forma. Antes de ser bautizado a la edad de 29, Él había vivido la vida de una persona ordinaria, comiendo cuando tenía que comer, durmiendo y vistiéndose normalmente, y nada de Él era diferente de los demás. Por supuesto esto sólo era así para los ojos carnales del hombre. […] La Biblia no registra lo que Él hizo antes de ser bautizado porque Él no hizo Su obra antes de ser bautizado. Él era simplemente un hombre ordinario y era lo que representaba; antes de que Jesús comenzase a desarrollar Su ministerio, no era diferente de las personas ordinarias, y los demás no podían ver diferencia en Él. Fue sólo después de alcanzar los 29 años de edad cuando Jesús supo que había venido a completar una etapa de la obra de Dios; antes, Él mismo no lo sabía, porque la obra realizada por Dios no fue sobrenatural” (‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

 

Las palabras de Dios Todopoderoso nos muestran que nadie sabe cuándo Dios desciende en la tierra encarnado, ni siquiera el Hijo del hombre, sino que solo el Espíritu en el cielo lo sabe. No obstante, cuando Dios empieza a hacer Su obra, el Espíritu Santo da testimonio de la obra de Dios encarnado y entonces utiliza a los seguidores de Dios para difundir el Evangelio; entonces la gente va conociéndolo poco a poco. Es igual que cuando Jehová Dios utilizó al principio a un profeta para predecir la venida del Mesías, pero solo Jehová Dios sabía cuándo o dónde llegaría. Cuando el Señor Jesús regresó en la carne para hacer Su obra, al principio ni siquiera Él mismo sabía que era el Mesías, que había venido a hacer la obra de redención. Vivió una vida normal como un ser humano corriente. Los demás tampoco sabían que el Señor Jesús era Cristo, el mismo Dios encarnado. Cuando el Señor Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo empezó a dar testimonio de Él y el Señor Jesús comenzó a expresar el camino para el arrepentimiento de los seres humanos mediante señales y prodigios, la sanación de los enfermos y la expulsión de demonios. Algunas personas empezaron a reconocer poco a poco que el Señor Jesús era el Mesías. Los que aceptaron la obra de redención del Señor Jesús primero, como Pedro y Juan, empezaron a viajar por todas partes para difundir el evangelio del Señor. Así es cómo cada vez más personas conocieron la salvación del Señor y esta ha sido transmitida a lo largo de la historia hasta el presente. Ahora hay creyentes en todas las partes del mundo.

 

El Señor Jesús también predijo lo siguiente para los últimos días: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). La Biblia también dice: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Cuando el señor regresa, expresa verdades que son más numerosas y elevadas que las de la Era de la Gracia, de acuerdo con nuestra estatura. Él nos juzga y purifica con Sus palabras para que nos libremos de las ataduras del pecado y así seamos purificados y transformados. De esta manera, cuando el Señor regresa en los últimos días para aparecer y hacer la obra, algunos escucharán definitivamente la voz de Dios y aceptarán Su obra para después viajar por todos los rincones de la tierra donde difundirán la buena noticia del regreso del Señor. Esto es lo mismo que cuando tuvimos fe en el Señor por primera vez; solo la aceptamos cuando escuchamos a otros predicar el evangelio de la crucifixión. Como está escrito en la Biblia: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Romanos 10:17).

 

Por tanto, cuando escuchamos la noticia del regreso del Señor, no debemos rechazarla por completo a ciegas; debemos buscarla con una mente abierta, preguntarles a los que están difundiendo el evangelio cuál es la obra que el Señor ha hecho desde Su regreso y qué palabras ha expresado. Si su testimonio concuerda con las profecías del Señor esta será la prueba de que sí que ha regresado para aparecer y obrar, y cuando lo aceptemos y nos sometamos, estaremos recibiendo al Señor. Dios Todopoderoso dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que ‘Dios es la verdad, el camino y la vida’. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese!” (‘La aparición de Dios ha traído una nueva época’ en “La Palabra manifestada en carne”).

 

La Iglesia de Dios Todopoderoso es la única en todo el mundo que está dando testimonio abiertamente de que el Señor ha regresado, es decir, que Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, ha expresado muchas verdades y ha hecho la obra de juzgar y purificar a las personas. La inmensa mayoría de las declaraciones de Dios Todopoderoso están recogidas en el libro La Palabra manifestada en carne. Las palabras de Dios han dilucidado todo aspecto de la verdad. Hablan llanamente de los misterios de las encarnaciones de Dios, las verdades escondidas dentro de la Biblia, el objetivo del plan de gestión de seis mil años de Dios para la humanidad, las diferencias entre su obra y la obra del hombre, y cómo Dios juzga y purifica a las personas, cómo deben conocerlo a Él, cómo Dios determina el resultado y el destino de todo ser humano, etc. Estas verdades están todas relacionadas con la propia obra de Dios; son todas misterios que señalan de manera clara la senda de la salvación para nosotros. Debemos dedicarnos a tratar de esclarecer si esto es el Espíritu Santo que está hablando a las iglesias, y si es el Dios de los últimos días que está haciendo Su obra de juicio empezando con Su casa. Esta es la manera de verificar si Dios Todopoderoso es el Señor Jesús regresado. Yo tengo la certeza de que, siempre que tengamos la intención de buscar, ¡Dios nos guiará a recibir el regreso del Señor! Esto se debe a que, como dijo el Señor Jesús, “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3).

 

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Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 

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