Reflexion del evangelio de hoy | ¿Sabe usted qué es Cristo?
¿Qué es Cristo? Esto es lo que muchos verdaderos creyentes desean entender. Aunque sabemos que el Señor Jesús era Cristo, no sabemos ni podemos explicar la esencia de Cristo. Hoy busquemos la respuesta en las palabras de Dios.
Dios dice: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne vestida con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso; Él es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne, mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”. “La ‘encarnación’ es la aparición de Dios en la carne; Él obra en medio de la humanidad creada a imagen de la carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, es el requisito previo más básico. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre”.
De aquí sabemos que Cristo es la carne vestida por el Espíritu de Dios. Dios viene a la tierra encarnándose en una persona corriente para redimir y salvar al hombre. Dicha carne tiene humanidad normal y divina completa. En apariencia, Cristo se ve común, respeta rutinas diarias, posee emociones y participa en las actividades de la gente corriente, pero en esencia, Cristo es Dios, puede iniciar una nueva era y acabar con la vieja, puede revelar el carácter de Dios y lo que tiene y es, puede expresar la verdad según las necesidades del hombre para proveerlo y salvarlo. En resumen, Cristo puede realizar la obra de Dios mismo, esto es algo que ningún ser creado puede alcanzar. Al igual que el Señor Jesús, se vio ordinario por fuera, vivía de una manera práctica entre los hombres, pero podía expresar la verdad, otorgar el camino de arrepentimiento al hombre y mostrar muchos milagros, tales como calmar el mar y viento, alimentar a cinco mil personas con cinco panes y dos peces y resucitar a muertos, etc. Estos prueban que el Señor Jesús era Cristo, Dios encarnado mismo.
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