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¿Qué es el verdadero autoconocimiento? ¿Qué entraña?

 

Las palabras relevantes de Dios:

 

Para conocerte a ti mismo, debes conocer tus expresiones de corrupción, tus propias debilidades vitales, tu carácter y tu esencia-naturaleza. También debes saber, hasta el último detalle, aquellas cosas que se revelan en tu vida diaria: tus motivos, tus perspectivas y tu actitud sobre cada cosa —ya sea que estés en casa o fuera—, cuando estés en reuniones, cuando estés comiendo y bebiendo las palabras de Dios o en cada problema que encuentres. A través de estas cosas debes llegar a conocerte. Para conocerte en un nivel más profundo, debes integrar las palabras de Dios; solo puedes lograr resultados conociéndote con base en Sus palabras.

 

Extracto de ‘La importancia de buscar la verdad y la senda de búsqueda’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

La clave para lograr un cambio de carácter es conocer la propia naturaleza, y esto debe suceder de acuerdo con las revelaciones de Dios. Sólo en la palabra de Dios se puede conocer la propia naturaleza espantosa, reconocer en esta los diferentes venenos de Satanás, darse cuenta de que uno es necio e ignorante, y reconocer los elementos débiles y negativos de la misma. Después de que estos se conozcan completamente, y puedas verdaderamente odiarte y renunciar a la carne, cumplir con la palabra de Dios de forma consistente y tener la voluntad de someterte de manera absoluta al Espíritu Santo y a la palabra de Dios, entonces te habrás embarcado en la senda de Pedro.

 

Extracto de ‘Conocerse a uno mismo es principalmente conocer la naturaleza humana’ en “Registros de las pláticas de Cristo

 

Si el conocimiento que las personas tienen de sí mismas es demasiado superficial, les resultará imposible resolver los problemas y su carácter de vida simplemente no cambiará. Es necesario que alguien se conozca en un nivel profundo, lo que significa conocer la propia naturaleza: qué elementos se incluyen en esa naturaleza, cómo se originaron estas cosas y de dónde provinieron. Además, ¿eres realmente capaz de odiar estas cosas? ¿Has visto tu propia alma fea y tu naturaleza malvada? Si eres realmente capaz de ver la verdad sobre ti mismo, entonces comenzarás a aborrecerte. Cuando te aborreces, y luego practicas la palabra de Dios, podrás abandonar la carne y tener la fuerza para cumplir con la verdad sin dificultad. ¿Por qué muchas personas siguen sus preferencias carnales? Porque se consideran bastante buenas, sienten que sus acciones son correctas y justificadas, que no tienen fallas e incluso que están completamente en lo correcto. Por lo tanto, son capaces de actuar con la suposición de que la justicia está de su lado. Cuando alguien reconoce cuál es su verdadera naturaleza, cuán fea, despreciable y detestable es, entonces no está demasiado orgulloso de sí mismo ni es tan salvajemente arrogante ni está tan complacido consigo mismo como antes. Tal persona siente: “Debo ser serio y centrado y practicar algunas de las palabras de Dios. Si no, entonces no estaré a la altura del estándar de ser humano, y me avergonzaré de vivir en la presencia de Dios”. Entonces alguien realmente se ve a sí mismo como miserable, como verdaderamente insignificante. En este momento, a alguien se le hará fácil cumplir con la verdad y parecerá ser un poco como debería ser un humano. Sólo cuando las personas realmente se aborrecen pueden abandonar la carne. Si no se desprecian a sí mismas, serán incapaces de abandonar la carne. Odiarse a uno mismo verdaderamente comprende algunas cosas: primero, conocer la propia naturaleza; y segundo, verse a uno mismo como una persona dependiente y mísera, verse extremadamente pequeño e insignificante y ver la propia alma deplorable y sucia. Cuando alguien ve completamente lo que realmente es, y se logra este resultado, entonces realmente adquiere conocimiento de sí mismo y se puede decir que se ha llegado a conocer completamente. Sólo entonces puede alguien mismo odiarse, hasta el punto de maldecirse y sentir verdaderamente que Satanás lo ha corrompido profundamente; tanto que ni siquiera se parece a un ser humano. Entonces un día, cuando aparezca la amenaza de la muerte, esa persona pensará: “Este es el justo castigo de Dios. Dios es, ciertamente, justo; ¡en verdad yo debería morir!”. En este punto, él no albergará quejas y, mucho menos, culpará a Dios, simplemente, sentirá que es tan dependiente y despreciable, tan inmundo y tan corrupto, que debería ser eliminado por Dios, y que un alma así no es apta para vivir en la tierra. En este punto, esta persona no se resistirá a Dios y, mucho menos, lo traicionará.

 

Extracto de ‘Conocerse a uno mismo es principalmente conocer la naturaleza humana’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

Conocerte a ti mismo es conocer cada una de tus palabras y acciones, cada uno de tus movimientos y actos; es conocer tu mente y tus pensamientos, motivaciones, nociones y fantasías; incluso supone conocer tus filosofías mundanas de vida y las diversas toxinas de Satanás que albergas, así como el conocimiento y la formación adquiridos en la enseñanza. Hay que analizar todas estas cosas. Aunque puede que una persona haya hecho un gran número de buenas obras desde que cree en Dios, tal vez aún le resulten opacas muchas cuestiones y ni mucho menos haya llegado a entender la verdad; sin embargo, por sus muchas buenas obras, ya cree haber conseguido vivir en las palabras de Dios, haberse sometido a Él y haber satisfecho realmente Su voluntad. Esto sucede porque, cuando no surgen circunstancias adversas, haces lo que te mandan; no tienes reparos en cumplir con ningún deber y no te opones. Cuando te mandan difundir el evangelio, es un sufrimiento que puedes soportar y no te quejas, y cuando te mandan correr de acá para allá o realizar un trabajo físico, lo haces. Con estas demostraciones te crees una persona que se somete a Dios y un auténtico buscador de la verdad. Ahora bien, si alguien te cuestionara más a fondo y te preguntara “¿Eres una persona honesta? ¿Eres una persona que se somete sinceramente a Dios? ¿Acaso una persona cuyo carácter se ha transformado?”, entonces, al cuestionarte así y, con ello, confrontarte con la verdad para escrutarte, se descubriría que tú —y se puede decir que absolutamente cualquiera— presentas deficiencias y nadie sabe practicar realmente de acuerdo con la verdad. Por consiguiente, una vez confrontadas con la verdad la causa de todas las acciones y obras del hombre, así como la esencia y naturaleza de sus actos, todas ellas son condenadas. ¿Por qué? Porque el hombre no se conoce; siempre cree en Dios a su manera, cumple con el deber a su manera y sirve a Dios a su manera. Además, se considera lleno de fe y razón y, a la postre, cree haber obtenido mucho. Sin saberlo, llega a creer que ya actúa de acuerdo con la voluntad de Dios, que la ha satisfecho completamente, que ya ha cumplido con Sus exigencias y obedece Su voluntad. Si esa es tu impresión o si en tus varios años de fe en Dios crees haber cosechado algunos frutos, con mayor razón deberías regresar ante Dios para hacer introspección. Deberías considerar la senda por la que has caminado durante cuatro años de fe y comprobar si todos tus actos y toda tu conducta ante Dios han ido completamente tras Su corazón, si lo que haces se opone a Dios, si lo que haces es capaz de satisfacer a Dios, y si lo que haces cumple las exigencias de Dios y puede estar por completo de acuerdo con Su voluntad. Deberías tener claras todas estas cosas.

 

Extracto de ‘Sólo reconociendo tus opiniones equivocadas puedes conocerte a ti mismo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

Conocernos a nosotros mismos es llegar a saber cuáles de nuestras ideas y de nuestros puntos de vista se oponen a Dios, no son compatibles en absoluto con la verdad y no tienen la verdad. La arrogancia, la santurronería, las mentiras y la astucia del hombre, por ejemplo, son los aspectos que hay dentro de un carácter corrupto que la gente puede conocer fácilmente. Puedes llegar a tener cierto conocimiento de ellos con tan solo compartir la verdad unas cuantas veces, o compartirla a menudo, o cuando tus hermanos y hermanas señalan tu estado. Además, todo el mundo posee arrogancia y astucia, solo que en diversos grados. Sin embargo, las ideas y los puntos de vista de las personas no son fáciles de conocer. No son tan fáciles de conocer como la parte del carácter. Son cosas profundamente arraigadas. Por tanto, aunque tu comportamiento y tu conducta externa hayan conseguido un pequeño cambio, sigue habiendo muchas cosas en contra de Dios en tu pensamiento, tus nociones, tus puntos de vista, y la educación de la cultura tradicional que has recibido que están en contra de Dios y que aún no has extraído. Estas cosas son las cosas profundamente arraigadas que llevan a nuestra enemistad hacia Dios. Por lo tanto, cuando Dios haga algo que no se ajuste a tus nociones o difiera de lo que imaginas que hace, te resistirás y opondrás. No entenderás por qué ha actuado Dios así y, aunque sepas que hay verdad en todo lo que Dios hace y quieras someterte, no podrás. ¿Por qué no puedes someterte? ¿Por qué tanta resistencia y oposición? Porque en las ideas y opiniones del hombre hay cosas hostiles a Dios y hostiles a los principios por los que Él actúa y a Su esencia. Es difícil que el hombre conozca estas ideas y opiniones.

 

Extracto de ‘Sólo reconociendo tus opiniones equivocadas puedes conocerte a ti mismo’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

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