El diálogo cómico Una cárcel sin muros narra la historia de Han Mei, quien ha huido al extranjero y rememora aquellos amargos tiempos en que vivía como cristiana en la China atea. La policía del PCCh detuvo a Han Mei por predicar el evangelio, pero ni siquiera después de su liberación pudo escapar a las malvadas garras del Gobierno del PCCh. En un intento por obligarla a que abandonara su fe, no reparó en medios para vigilarla y controlarla: dispositivos de vigilancia, micrófonos ocultos, visitas en persona, agentes de paisano que la seguían incluso fuera de la región… Tras padecer la búsqueda, la detención y la persecución, Han Mei por fin ve con claridad la malvada esencia de oposición y enemistad del PCCh hacia Dios, y por tal motivo refuerza su determinación de seguir a Dios hasta el fin ¡cueste lo que cueste!
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